Un par de días después
de vencer con toda justicia al Fuenlabrada en Pasarón, un compañero de tertulia
sacaba a la luz en Radio Pontevedra la noticia de una prima abonada por la
Presidenta del club a nuestros futbolistas tras el encuentro, se supone que en
compensación por el buen trabajo realizado.
En ningún caso los
jugadores sabían de la noticia con anterioridad al partido. Aquellos que
piensen que ese premio económico pudo servir de estímulo para los jugadores
granates en su pelea con el líder se equivocan pues la existencia de esa prima
fue comunicada por sorpresa a los jugadores después de la victoria.
Lo curioso de esta
noticia (por lo menos para el que esto escribe) no es por tanto el argumento fácil
de que los jugadores pudieran haber puesto mayor ahínco en el partido por causa
de la dichosa prima pues no eran conocedores de la misma sino el hecho
extraordinario de que la entidad se haya gastado un dinero (por poco que este
sea) en estos menesteres.
Alguien con alguna
malicia podría pensar que dicha cantidad con la que se decidió premiar a la
plantilla por obtener la sexta victoria en veintitantos partidos pudiera
corresponderse con algún remanente que podría haber quedado en caja de la
partida destinada a “reforzar” al equipo en el mercado de invierno.
Al hilo de ese mercado
felizmente cerrado ya e incapaz, por tanto, de generar más frustración en la
afición granate no puedo olvidar las palabras de la dirección deportiva del
Pontevedra acerca de Darío Flores. Sobre el uruguayo (con un currículum
esperanzador por haber militado en equipos importantes de Sudamérica, de eso no
hay duda) se nos dijo que venía para competir ya y ayudar desde el primer
momento.
Dos semanas después
sólo se le ha visto frente al antipático Escobedo en la todavía más antipática
Copa Garrafón y con algunos problemas de velocidad que no auguran nada
demasiado bueno.
Sobre Eder Díaz se
llegó a decir también desde dentro de la entidad que llegaba un delantero con
potencial similar al de Mario Barco (toma del frasco, carrasco) aunque lo
cierto es que en Liga solo ha jugado los descuentos de los dos últimos partidos.
Sí fue alineado en el partido de la “garrafona”.
Sea como fuere y venga
la prima de donde venga, lo que desgraciadamente constituye una realidad
palmaria es que junto a la primita también se alinean un regimiento de “primos”
entre los que me incluyo como principal exponente de dicha cofradía.
Somos (los de la
cofradía de los “primos”) aquellos que a pesar de los ridículos y espectáculos
indignantes fuera de casa nos seguimos esperanzando cada vez que el Pontevedra
empieza un partido como visitante y nos sentamos ante la televisión (si ello es
posible) o nos ponemos los auriculares en los oídos confiando en que esa vez sí nuestro equipo se va a comportar con la
responsabilidad y aplomo que su historial exige.
Somos los de la
cofradía de los “primos” inasequibles al desaliento y si no lo creen ahí van
unas estadísticas que les dejarán helados.
Esta temporada el
Pontevedra ha disputado fuera 36 puntos en doce partidos y ha logrado la
“maravillosa” cifra de 5 puntos en dichos desplazamientos.
En esos doce partidos
(ocho derrotas, tres empates y una victoria) no ha conseguido marcar en nada
menos que ocho y solo en uno, Guijuelo, ha logrado más de un gol.
Para mear y no echar
gota, dicho con el mayor respeto del mundo.
Pero es que no se queda
ahí la cosa.
Si a esos datos de esta
misma Liga unimos los de la Liga pasada entera podrán comprobar, queridos
lectores, como los miembros de la cofradía de los “primos” somos susceptibles
de ser galardonados con la próxima edición del premio “Santo Job” dedicado a la
paciencia y al estoicismo humano.
Si sumamos, les digo,
los datos del año pasado obtenemos lo siguiente: 93 puntos en juego y solo ¡19
obtenidos!, 31 partidos y apenas cuatro victorias!!.
De verdad que no se
entiende como a nadie dentro del club se le cae la cara de vergüenza.
Con esta fragilidad
exasperante fuera, el play off de ascenso del año pasado solo se consiguió a base
de compensar ese dato con una temporada en casa extraordinaria pero esta
campaña con unos datos como locales simplemente normales la situación no puede
ser diferente a la que tenemos, es decir, ver el descenso demasiado cerca.
Sobre el partido de
ayer no se puede decir mucho más que no sea que el Pontevedra se dedicó a
practicar una vez más el “cuñadismo” dominguero.
La versión de dicho
“cuñadismo” alcanzó su grado álgido esta Liga en el campo del Guijuelo en el
que dilapidamos tres goles de ventaja en un cuarto de hora y dos en otros
tantos minutos de descuento.
No se quedó atrás el
“cuñadismo” en Ponferrada, ciudad en la cual con el tiempo ya casi consumido y
con falta a favor fuimos capaces de perder el partido disputando un último
minuto calamitoso.
Otra versión del
“cuñadismo” más rancio y exasperante consiste encajar al principio de los
partidos lo que hemos hecho, por ejemplo, en Bouzas, Toledo, Majadahonda o
Vigo.
Lo de ayer también tuvo
guasa.
Veamos, tenemos una
falta a favor para ponerla sobre el área contraria. Ese jugador que algunos
dicen que tiene un guante por pié pero que ayer utilizó una especie de “pata de
palo” para sacar dicha falta no logra levantar el balón más allá del tobillo de
un rival que no desaprovecha el obsequio y pone la primera piedra para
organizar la contra mortal que nos vuelve a dejar con un palmo de narices.
Eso sí, todo
convenientemente aderezado con noventa minutos en los que no se lanzó a puerta
contraria ni una sola vez.
¿Somos o no somos
auténticamente “gili..cua” los miembros cada vez más escasos de la cofradía de
los “primos”?
En fin.
Con este panorama tan
desolador como visitantes los seis partidos que nos quedan en casa se antojan
como decisivos a la hora de “salvar el cuello” esta dichosa campaña.
El primero de ellos se
jugará el Domingo nada menos que contra un Racing de Ferrol que navega tan a la
deriva o más que nosotros y que como ya escribí la semana pasada pondrá a
prueba los corazones de todos los aficionados granates que miembros o no de la
cofradía asistiremos al choque.
Sería muy importante
que la lesión sufrida por Alex Fernández ayer se quede en un susto. Necesitamos
personalidad en el terreno de juego y sin Kevin la baja de Alex gana en
trascendencia.
Apriétense los
cinturones porque vienen cuervas cerradas y las primeras dentro de apenas seis
días en el Estadio de Pasarón.
Casi mejor que vuelva a ofrecer primas, porque parece que es la única manera de que esta banda de peseteros gane partidos
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