Me he permitido la
licencia de utilizar el título de una comedia de 1994 dirigida por Fernando
Colomo que pasó sin pena ni gloria por las taquillas españolas para dar nombre
al artículo de esta semana.
Podría haber elegido una versión más castiza que la frase
utilizada por Colomo para bautizar su película. La usaba en muchas ocasiones el
añorado Luis Aragonés. “Contento pero
sin presumir”, era uno de los “mantras” del sabio de Hortaleza que derramaba en
las ruedas de prensa con esa cara de abuelo cascarrabias a medias entre el
abuelo de Heidi y el inefable señor Scrooge.
Alegres, no faltaba más, hay que estar en primer lugar
por la consecución de una victoria trascendental ante el líder de la categoría como
igualmente trascendentes serán los seis partidos que nos restan por disputar
como locales en el Estadio Municipal de Pasarón.
Estos tres puntos insuflan al Pontevedra CF una nueva
ración de oxígeno y de esperanza que a buen seguro le vendrá muy bien para
afrontar los siguientes choques ligueros.
Alegres, por supuesto, tenemos que estar en segundo lugar
porque el partido de ayer enseñó en su segunda mitad a un Pontevedra sobrio y aguerrido
que entendió a las mil maravillas como tenía que jugar esos segundos cuarenta y
cinco minutos y que ejecutó su plan con una seguridad que apenas se recordaba
por estos andurriales.
Con el ¿césped? de Pasarón más parecido a un campo de
lechugas que a otra cosa sobre todo por la parcela central y el marcador en
franquía, el equipo se plantó con aplomo sobre el terreno de juego fabricando
una tupida red tanto en medio campo como en defensa que solo concedió una
ocasión de gol al equipo madrileño solventada con maestría por ese portero que
casi siempre aparece cuando se le necesita y que ayer nos ahorró otra nueva
sesión de sufrimiento con una intervención sencillamente antológica a cabezazo
de Arruabarrena.
Además, fue capaz de aprovechar una indecisión del rival
para hacer el tercero e incluso pudo aumentar el marcador en alguna otra contra
que no encontró premio.
Alegres, faltaría más, debemos estar en tercer lugar por
algunas actuaciones individuales de jugadores que con retraso, eso sí, empiezan
a mostrar cosas que parecían escondidas en el fondo de sus camisetas.
Por ejemplo, por primera vez esta temporada dio la
impresión de que el Pontevedra jugaba con un delantero centro.
Iván Martín, infrautilizado hasta hace un par de semanas,
marcó el 2-1 con un cabezazo espectacular tras centro medido de Nacho López
(ayer estrenó titularidad el asturiano cuajando un buen partido) y convirtió el
tercero tras aprovechar en primera instancia un pase equivocado de un
contrario, desembarazarse después cuerpeando con acierto de un “perro viejo”
como Cata Díaz y terminar la jugada ganando a otro veterano de la guerra del
Vietnam como Codina el “uno contra uno” metiéndole el balón entre las piernas.
Si a estos dos bonitos goles unimos otro remate en las
postrimerías del primer tiempo que salió fuera por poco y un trabajo constante de
desgaste frente a dos centrales curtidos como los del Fuenlabrada, la
conclusión es que su partido resultó ciertamente extraordinario.
Otro jugador que ayer resultó mucho más constante en su
rendimiento fue Jorge Hernández. De él ya se ha escrito en otras ocasiones que
atesora una calidad en tres cuartos innegable pero que sus apariciones
“guadianescas” no eran suficientes para el equipo. Frente al Fuenlabrada sí
consiguió una mayor regularidad en su juego y enriqueció al colectivo en más
ocasiones con sus regates con el cuerpo o sus venenosos pases cerca del área
rival.
O que decir de Alex Fdez. Otra pieza muy poco usada esta
temporada y casi siempre de central. Ayer volvió al medio centro y aportó ese
trabajo e intensidad en la presión que resulta muy conveniente además de sus
ocasionales llegadas desde segunda línea y su nada despreciable capacidad para
circular el balón.
Y alegres, como no puede ser de otra manera, hay que
estar por último por haber recuperado esa conexión tan imprescindible entre grada
y equipo que tanto se había echado en falta en las semanas anteriores. La gente
volvió a vibrar con sus jugadores y durante el partido su aliento se dejó notar
en muchas ocasiones. La merecidísima y larga ovación a su equipo tras el pitido
final del árbitro es el mejor termómetro para medir la comunión que ayer si
existió en Pasarón y que tanto se va a necesitar en el tramo final de
temporada.
Ahora llega el momento del “non troppo” (no demasiado) o
lo que es lo mismo, no presumir en exceso por el gran partido disputado frente
al líder.
En primer lugar porque la primera parte volvió a enseñar
los defectos que venimos arrastrando desde comienzo de Liga.
Encajar de nuevo un gol en el primer minuto resulta
desalentador y más cuando la jugada llega por otro desbarajuste defensivo del
Pontevedra CF. Primero en banda derecha en la que las ayudas defensivas al
lateral brillaron una vez más por su ausencia permitiendo la llegada en soledad
del lateral rival para poner el centro. Después por la incapacidad de los
centrales para colocarse con el orden adecuado en la defensa de ese centro
provocando que el balón les superara con facilidad y llegara a las botas de uno
de los mejores “9” de la categoría que no tuvo problema alguno para fusilar a
Edu.
La otra gran ocasión madrileña en la primera parte
solventada con acierto por Edu en primera instancia y desbaratada de forma
increíble por Arruabarrena en segunda, llega también (esta vez por la
izquierda) a raíz de un centro a ras de suelo que atraviesa gran parte de
nuestro área sin que nadie aparezca para evitar el remate del que nos salvamos
de manera milagrosa.
Bueno es recordar, como ya se ha escrito más arriba, que
esa actitud defensiva de todo el equipo se corrigió en la segunda parte en la
que se defendió con ese orden y hermetismo que no se vio en la primera parte.
Y “ma non troppo”, en segundo lugar, porque ahora toca
jugar fuera y como ya todo el mundo en Pontevedra que esté interesado un poco
en el equipo sabe el Pontevedra lejos de casa es un desastre absoluto.
En el momento en que se consiga alcanzar fiabilidad como
visitante para no tener que depender como el comer de los partidos de casa,
alegrías como las de ayer resultarán incluso más grandes. Mientras eso no
suceda soportaremos como podamos el partido del próximo Domingo en SS.de los
Reyes y nos aprestaremos a vivir otra final dentro de quince días nada menos
que contra un Racing de Ferrol en un partido que hará bueno ese tópico de no
ser apto para cardíacos.
Así que ahora miss Pescamar da una prima por ganar al Fuenlabrada... Esto es patético, resulta que los señoritos no la rascan desde hace meses y para que ganen hay que motivarlos así, no señor, esto es inadmisible.
ResponderEliminarY por otro lado te felicito Félix por tu llamada a la tertulia del jueves para poner en su sitio a ese enteradillo sabelotodo de Picallo, que no sé a cuento de qué soltó esa parida sobre ti. A este iluminado igual que a sus compañeros de los jueves no les vendría mal aprender de Mariño y tú, que por lo menos veis las cosas como son y no vais de lametraserillos y abrazafarolas como decía don Jose María García, que oyéndolos parece que la vida es maravillosa y que haber estado 10 jornadas sin ganar no ha sido más que una casualidad, menos ser lameculos y más críticas, que la mala gestión del club esta temporada con la plantilla se lo merece