jueves, 4 de enero de 2018

El despropósito que no cesa

Vaya por delante lo siguiente para evitar confusiones: El único integrante de la familia Pontevedra CF SAD que ha dicho cosas interesantes, con sentido e incluso ilusionantes desde el 19 de Diciembre pasado ha sido el ex entrenador del juvenil y ahora de forma "temporal" entrenador del Pontevedra, Luismi Areda.

Desde este blog no puedo sino desearle la mejor de las suertes en esta etapa como entrenador granate y que ese coraje acompañado de compromiso que derrochaba a raudales cuando defendía esta camiseta sobre el césped se vea acompañado con su acierto e inteligencia a la hora de dirigir desde el banquillo a este equipo cuya situación en la tabla resulta decepcionante y lo que es peor muy preocupante a la hora de afrontar la segunda vuelta de la competición.

Sin embargo, si subimos algún peldaño en el escalafón de puestos de responsabilidad de la entidad, comprobamos fácilmente como esta especie de tormenta de errores que lleva acumulando el club desde Junio pasado lejos de cesar en su intensidad se acrecienta por momentos hasta llegar casi al desconcierto.

Dejando al margen los fichajes realizados el pasado verano y los dudosos números acumulados por la gran mayoría de las incorporaciones en la temporada anterior, el siguiente gran error del Consejo no fue otro que dejar en agua de borrajas la dimisión "no producto de un calentón" y "muy pensada" de Luisito Míguez tras perder por dos tantos a uno en Talavera de la Reina.
El entrenador se había declarado "muerto" para sacar adelante la situación y a pesar de ello por la cúpula de la institución se decidió no aceptar la dimisión y consentir que el de Teo siguiera ocupando el banquillo granate.
Las consecuencias ya las sabemos. Atisbo de reacción las dos semanas siguientes con dos buenos partidos "que se dejaron de ganar" de forma auténticamente incomprensible y cuatro encuentros siguientes (tres de ellos en casa) lamentables y ofreciendo una imagen de equipo roto y desquiciado.

En ese momento sí. 

El día 18 de Diciembre (el siguiente a la derrota contra el Atlético B) se toma al parecer  (digo al parecer pues como ya sabemos la política comunicativa del Pontevedra brilla por su ausencia) la decisión de cesar a Luisito en sus funciones de entrenador.

A continuación y desde el día 20 o 21 de Diciembre aparecieron en los medios de comunicación una cascada de nombres de técnicos de todas las edades, estilos y circunstancias que lo único que provocó fue la duda de si el club sabía realmente lo que quería o si estaba "apuntando a todo lo que se movía" sin un criterio definido y lógico a la hora de determinar cual debería ser en realidad el perfil del hombre que debía coger entre sus manos el timón técnico de la plantilla.
¿Tienen algo en común David Vidal o Manix Mandiola con Rubén de la Red o Andrés Palop?, por poner un ejemplo.

Con el paso de los días ya muchos empezamos a darnos cuenta que sería casi imposible que antes de que el equipo retomara los entrenamientos hubiese entrenador nuevo.
Y en ese primer día tras las vacaciones, 26 de Diciembre, el Director Deportivo ( o como se denomine su cargo) ya dejó caer que no descartaba a Luismi para el cargo si no se encontraba algo mejor  hasta finales de esa semana.

Dejando al margen la oportunidad de esa frase, la semana terminó y con ella llegó el nuevo año y los días previos a la primera final ,sí, final que el equipo deberá afrontar el Domingo que viene contra el Celta B. 
Y es el Martes 2 de Enero cuando el Director Deportivo pronuncia otra frase gloriosa : "Luismi seguirá dos semanas y a ver como vamos".
Es decir, a día de hoy, el Pontevedra CF no tiene entrenador confirmado hasta el próximo mes de Mayo.
No se ha traído a nadie pero tampoco se ha dicho sin tapujos y a las claras que Luismi cuente con la confianza del Consejo para seguir en el cargo hasta el final de la Liga.

¿La consecuencia de todo esto cual es? 
La improvisación, la aparente falta de ideas para saber que entrenador se quiere y una sensación irremediable de despropósito e incluso de desgobierno importante.

No está la situación clasificatoria del equipo para esas improvisaciones y tumbos a la hora de elegir el camino.
La tercera división está más cerca de lo que alguna gente piensa y todo lo que ha pasado en la entidad estas dos semanas y media hacen dudar a este atribulado bloguero de que sean verdaderamente conscientes de la papeleta que el equipo va a tener que solventar en estos diecinueve partidos de los que al menos habrá que ganar ocho (el doble que en la primera vuelta) para no despeñarse por el precipicio.

Si no se ha encontrado ninguna opción válida para el club desde el punto de vista deportivo y económico para el banquillo habría sido más fácil anunciarlo y confirmar a Lusimi no para dos semanas (como si estuviera pasando un examen de selectividad que el Pontevedra no puede permitirse por la gravedad de su situación deportiva) sino para el resto de la Liga e ir con él hasta el final con todas las consecuencias.

Se suma a esta sensación de despropósito la ausencia total de noticias en torno a las bajas que se quieren conceder y a las altas con las que se quiere potenciar la plantilla.

Llevamos sin lateral derecho desde hace mucho y reanudaremos la Liga sin esa posición cubierta arrojando sobre los hombros de un juvenil una responsabilidad exagerada y que no sé si acabará por ser perjudicial para su crecimiento.

Esa circunstancia por sí sola (no cubrir siquiera una ubicación para la que no hay nadie en plantilla) aumenta las dudas y el desconcierto a la hora de conocer si el Pontevedra está moviéndose con determinación en el mercado y si por lo menos sabe ( aunque luego el dinero será el que mande) con que jugadores no le gustaría seguir contando y aquellos con los que pretende mejorar siquiera un poco al grupo.

La conclusión es que el Domingo empieza una segunda vuelta crucial para nuestros intereses en los que habrá que sumar como mínimo 25 o 26 puntos para salvarse y para lograr esa puntuación todos los partidos, todos, resultan vitales para la consecución del objetivo y por ello esta parsimonia y esta sensación de provisionalidad que desprende el Pontevedra resulta especialmente preocupante. 

La lucha por la salvación empieza el Domingo y desde el Domingo hay que puntuar si es posible de tres en tres para no pasar de la respiración natural al ventilador artificial.

Para terminar con algo de optimismo retomo la idea con la que empecé estas líneas.

La declaraciones de Luismi suenan esperanzadoras y rebosan entusiasmo por la oportunidad que se le ha dado aunque sea de esta forma tan extraña.

Asume una responsabilidad enorme porque enorme (aunque algunos se empeñen en no querer verlo) es el reto que el Pontevedra tiene por delante.

Ojalá esa ilusión que desprenden sus palabras se vean acompañadas de su buen hacer y junto a una plantilla de jugadores que debe aportar mucho más de lo que ha hecho hasta ahora nos saque de esta pesadilla que cada vez extiende más sombras negras sobre el presente y futuro de la entidad.            

1 comentario:

  1. pues empezamos bien, en vez de sumando jugadores (un lateral derecho yaaaaa, Feáns, por Dios!), restando, con la baja de Mongil, del que lo mejor que podemos decir es que no sabemos casi nada de el gracias a Luisito.

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