lunes, 8 de enero de 2018

De absurdas temporalidades e inexplicables pachorras

La primera vuelta de esta complicada Liga que lleva camino de hacerse más larga que un día sin pan terminó el día 17 de Diciembre de 2017.
Pasaron las Navidades y con ellas las mini vacaciones de los jugadores; pasó fin de año con sus uvas, su champán, el vestido de Pedroche y la capa de García; pasaron los Reyes Magos con la ilusión de los niños, regalos en abundancia y algún que otro moratón por “caramelazo cabalgateño”.

Y volvió la competición el día 7 de Enero y para pasmo de muchos y desesperación de otros lo hizo el Pontevedra CF sin entrenador fijo en el banco y sin un solo jugador nuevo con el que tratar de potenciar un equipo con problemas.
A lo largo de estas semanas de descanso liguero han quedado para la historia un par de frases de la dirección deportiva granate.
Después de que los días siguientes al cese de Luisito Míguez aparecieran en los papeles multitud de entrenadores que estaban siendo barajados para sustituir al de Teo  (realmente solo falto el “bombero torero”; ese que aparece con montera y capote cada vez que el Real Madrid gana una Copa de Europa), el 26 de Diciembre y coincidiendo con el primer entrenamiento del equipo tras el parón, Feáns anunció que Luismi seguiría al frente del equipo “si no se encontraba algo mejor hasta finales de esa semana” y que contaba con dos o tres opciones que eran de su agrado.
            
La semana acabó y como suele pasar desde casi el principio de los tiempos llegó la siguiente y ya entrados en 2018 y sin que ninguna de esas opciones teóricamente buenas fructificaran en un fichaje el director deportivo del Pontevedra afirmó a pocos días ya del partido contra el Celta B que “Luismi seguiría un par de semanas y a ver cómo vamos”.
            
Cómo íbamos antes de jugar contra el Celta B lo sabemos todos (o eso creo porque a veces me entra alguna duda): en posición de promoción de descenso y descolgándonos cada vez más de algunos equipos teóricamente asequibles que han puesto puntos de por medio.
            
Si esta situación indudablemente gravísima en lo deportivo merece la provisionalidad de dos semanas más sin saber si Luismi Areda va a seguir hasta el final o si alguna de esas “grandes opciones” se sigue manejando entre bambalinas es algo que clama al cielo.
            
¿Se tiene confianza sólo en el bravo ex jugador granate durante quince días dependiendo si se gana se empata o se pierde los dos partidos ligueros?
¿Podemos permitirnos el lujo mientras nos despeñamos poco a poco por un tobogán empinado de seguir retrasando la decisión de quien es el hombre en quien confía el Consejo para dirigir al Pontevedra CF hasta el final de la competición?

Si se ha apostado por el entrenador hasta hace nada del juvenil lo lógico es que esa apuesta sea segura y firme y no con la caducidad de quince días y si esa apuesta no es fuerte y se quiere traer a alguien ¿vamos a esperar a que se nos haya escapado ya la respiración natural y nos hayan conectado el respirador artificial?


Si la gestión del sustituto de Luisito al frente del equipo está siendo, a mi juicio, bastante lamentable no lo es menos la potenciación de una plantilla que ha demostrado a lo largo de la primera vuelta bastantes carencias.
Parecían soplar vientos de revolución en el mes de Noviembre tras la batalla perdida de Talavera y daba la impresión durante aquellos días que en Enero no iba a continuar en el Pontevedra CF ni el famoso “Tato”.
Un par de meses después (más sosegados los ánimos) hemos oscilado hasta el otro extremo de la situación.
No eran ni son aconsejables revoluciones costosas y traumáticas en mitad de una temporada pero sí resultan obligatorias algunas incorporaciones que traten de taponar algunas vías de agua del equipo sobre todo en defensa.

La “pachorra” con la que se está actuando en esta faceta también resulta llamativa. Sabemos todos que llevamos más de dos meses sin lateral derecho del primer equipo y que la responsabilidad descansa desde hace dos semanas sobre los hombros de un juvenil que ayer incluso mejoró su rendimiento del primer día a pesar de que las ayudas defensivas que recibía en su banda por sus compañeros brillaron por su ausencia como es ya una costumbre.       
Como quiera que Miguel Angel es sub-23 pensábamos que sería necesario liberar una ficha senior para por lo menos cubrir ese agujero y no dejar solo ante el peligro a Juan Barbeito.
Cuando hace solo unos días se produce la baja de Mongil algunos ingenuos pensamos que a renglón seguido se oficializaría la incorporación de ese lateral que tanto se necesita.

Pues no. 

Seguramente estaremos valorando varias alternativas que nos agraden sin importarnos que con el empate de ayer ya son diez partidos sin ganar y que el abismo se ha acercado algunos centímetros más.


El partido frente al filial céltico volvió a dejar muchas dudas sobre el futuro granate. Hasta el primer cambio efectuado por Luismi dando entrada a Añón a falta de media hora el Pontevedra fue un pelele en ataque sin posibilidad alguna de crear inquietud a su rival. Con la entrada posterior de Alex González el peligro arriba del Pontevedra se incrementó mucho más y así acabó llegando el empate e incluso un balón al palo que nos habría otorgado una victoria quizá exagerada pero que habría resultado balsámica.

Como ahora en rueda de prensa sí se puede hablar de fútbol y no hay broncas, ni lecciones ni nada por el estilo Luismi respondió a las preguntas de los periodistas sobre la ausencia de Añon y Alex del once titular argumentando que no quería agotar de entrada todas las “balas” del equipo y que quería “madurar” más el choque y hacer daño en el tramo final con estos dos estiletes que sin duda son los mejor que hasta ahora ha ofrecido el Pontevedra en ataque en esta penosa Liga.

En el fondo le salió bien a Luismi pues efectivamente el peligro llevado por ambos fue notable lo que pasa es que en los sesenta minutos anteriores el encefalograma de ataque granate fue plano y el desastre defensivo el habitual y si el Celta hubiera llegado al descanso con un 0-3 a su favor a pocos habría extrañado.

Tampoco mueve al optimismo las tres ocasiones clarísimas de gol permitidas al Celta tras nuestro empate y que de haber sido capaz el conjunto celeste de materializar alguna (la madera y Edu lo evitaron) nos habría asestado una nueva cuchillada en el corazón sin tiempo ya para reaccionar.
El Domingo habrá que ir a Bouzas con la esperanza de que por fin se encuentre un remedio para la herida y esta dejé de manar sangre.

Entre medias volverá la “copa garrafón” y esta vez lo hará con mucha fuerza. Con media España colapsada por las nevadas nos iremos ni más ni menos que a Burgos a jugar un partido de dudoso interés del que sólo habrá que esperar que no se deriven consecuencias desagradables en forma de lesiones.


Lo importante vendrá en el Baltasar Pujales y en ese campo volveremos a jugarnos gran parte del futuro de la institución.    

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