lunes, 22 de enero de 2018

Al fin un torniquete

La tarde apareció plomiza, gris, con una lluvia fina pero incansable y un velo tenue de niebla que dotaba al conjunto de una tristeza acorde con la situación deportiva del Pontevedra CF.

El partido de ayer no admitía dobles interpretaciones ni malentendidos. Una victoria cortaría la hemorragia de once encuentros sin ganar y nos mantendría de pleno en la lucha. Un empate o una derrota contra el colista cuya racha era todavía peor que la nuestra nos colocaría en una situación desesperada y muy difícil de contrarrestar.
Con estos ingredientes para elaborar el caldo nadie (o casi nadie) creía que la sopa que nos iban a servir estuviera plena de sabor y contenido.

Y así fue, evidentemente.

De entrada, la ausencia en la convocatoria de Jon Etxániz y Carlos Ramos alimentaba los rumores esparcidos a lo largo de la semana que les señalaban como claros candidatos a dejar el club en los próximos días.

Sin el vasco sobre el césped, Berrocal fue el encargado de jugar en punta ofreciendo más o menos lo mismo de siempre, mucho trabajo y entrega pero nula capacidad para generar peligro de verdad en área contraria.
Tampoco estaba Prosi (todavía no recuperado de su lesión muscular) y ello dio oportunidad de ver la evolución de Alex Fernández junto a Kevin en el medio centro en el que se desenvolvió sin brillantez pero con su habitual dinamismo y llegada en ocasiones desde segunda línea.

La primera parte transcurrió entre el silencio extraño y doloroso de Pasarón (por segundo partido consecutivo en casa no hubo prácticamente animación) y los nervios y desaciertos sobre el terreno de juego de dos equipos que justificaban sobradamente su clasificación.

A medida que pasaban los minutos es cierto que el Pontevedra se iba adueñando de la situación y fruto de ello llegó ese gol de Marcos Alvarez (salvó otra mala actuación con ese tanto) que llenó de alivio los pulmones no sólo de los jugadores sino también de los espectadores que veían como a trancas y barrancas se iba encaminando un triunfo tan anhelado por todos.

La segunda parte empezó con nuevas dudas granates y con un Cerceda que trato de echarse para adelante pero que no fue capaz de crear ni una ocasión de peligro en área de Edu.

Así como aquellas veces en que ha estado mal se ha comentado, ayer Goldar cuajó una buena actuación al lado de León en el centro de la zaga y aportó esa seguridad y contundencia que muchas veces le ha faltado en una posición tan delicada como la que ocupa en el terreno de juego.
No estuvieron mal, como se ha dicho, los centrales aunque en defensa volvió a destacar sobre los demás un Juan Barbeito expeditivo atrás pero cada vez más alegre arriba poniendo de manifiesto lo importante que es contar con un juvenil en División de Honor nutrido de jugadores que en épocas de crisis como la que vive el Pontevedra aparezcan dotando al equipo de su entusiasmo, ilusión y sobre todo capacidad para hacerse con un puesto incluso en situaciones tan estresantes como la actual.

Con el público cada vez más nervioso y el Cerceda intentándolo más, Lusimi decidió sacar al campo a Añón en lugar de Marcos y el Pontevedra volvió a tomar poco a poco el rumbo del partido hasta que en buena jugada de Juan y el propio Añón por la derecha llegó el segundo tanto marcado por un Jimmi que al igual que Marcos Alvarez adecentó un poco su partido con este importante gol, logrado curiosamente con su pierna derecha.

De ahí al final el partido ya fue otro.

El Pontevedra se tranquilizó definitivamente y el Cerceda notó el golpe hasta desaparecer casi por completo del partido.
Debutó Nacho López como interior, llegó la mala noticia de la lesión de Adrián León que dio la oportunidad a David Castro de jugar en la demarcación de central unos minutos y el partido llegó a su fin con el suspiro general de todos los allí presentes que casi habíamos olvidado la sensación que produce la victoria tras casi tres meses sin conseguirla.

Nadie debe, sin embargo, llevarse a engaño.

Lo de ayer supone la colocación de un torniquete sobre una herida que sangraba a borbotones y que amenazaba con dejar el organismo granate “más seco que la mojama.”
Ahora debe llegar la intervención médica en toda regla que suture esa herida y la deje en un simple mal recuerdo y esa curación sólo llegará con más puntos y con el alejamiento de unos puestos de descenso que están todavía muy cerca y dispuestos a engullirnos a las primeras de cambio.

Como ya he dicho más arriba, todo hace indicar que en estos últimos diez días de mercado invernal se marcharán dos o tres hombres y llegarán esas piezas que tanto se han reclamado y se siguen reclamando por la masa social.
Es de esperar que se empiecen a enmendar los errores del pasado verano y que a pesar de las dificultades de este mercado de invierno estas incorporaciones doten a la plantilla de más calidad y posibilidades pues el calendario que se avecina es de cuidado.
El próximo fin de semana otra auténtica final en Toledo; luego el líder Fuenlabrada en Pasarón y después (tras viajar a SS.de los Reyes) nos visitará un Racing con el agua tan al cuello como nosotros.

Vienen curvas y de las peligrosas.

El equipo necesita de su gente.
Esa gente que padece y sufre los errores del Consejo de Administración que esta temporada están siendo muchos.
Sin embargo, hay una realidad que es palpable e incuestionable. Cuando en el ex vetusto estamos todos juntos a lo largo de noventa minutos alentando, apoyando y empujando a los nuestros somos más fuertes y mucho más difíciles de batir.

A veces es complicado olvidar durante los partidos algunas cuestiones pero mientras el balón rueda debemos ser muy conscientes que lo único importante es ese escudo y esa camiseta que como tantas veces he comentado permanecerá siempre al margen de jugadores, entrenadores y directivos que están de paso por el Pontevedra CF.    

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