La tarde apareció
plomiza, gris, con una lluvia fina pero incansable y un velo tenue de niebla
que dotaba al conjunto de una tristeza acorde con la situación deportiva del
Pontevedra CF.
El partido de ayer no
admitía dobles interpretaciones ni malentendidos. Una victoria cortaría la
hemorragia de once encuentros sin ganar y nos mantendría de pleno en la lucha.
Un empate o una derrota contra el colista cuya racha era todavía peor que la
nuestra nos colocaría en una situación desesperada y muy difícil de
contrarrestar.
Con estos ingredientes
para elaborar el caldo nadie (o casi nadie) creía que la sopa que nos iban a
servir estuviera plena de sabor y contenido.
Y así fue,
evidentemente.
De entrada, la ausencia
en la convocatoria de Jon Etxániz y Carlos Ramos alimentaba los rumores esparcidos
a lo largo de la semana que les señalaban como claros candidatos a dejar el
club en los próximos días.
Sin el vasco sobre el
césped, Berrocal fue el encargado de jugar en punta ofreciendo más o menos lo
mismo de siempre, mucho trabajo y entrega pero nula capacidad para generar
peligro de verdad en área contraria.
Tampoco estaba Prosi
(todavía no recuperado de su lesión muscular) y ello dio oportunidad de ver la
evolución de Alex Fernández junto a Kevin en el medio centro en el que se
desenvolvió sin brillantez pero con su habitual dinamismo y llegada en
ocasiones desde segunda línea.
La primera parte
transcurrió entre el silencio extraño y doloroso de Pasarón (por segundo
partido consecutivo en casa no hubo prácticamente animación) y los nervios y
desaciertos sobre el terreno de juego de dos equipos que justificaban
sobradamente su clasificación.
A medida que pasaban
los minutos es cierto que el Pontevedra se iba adueñando de la situación y fruto
de ello llegó ese gol de Marcos Alvarez (salvó otra mala actuación con ese
tanto) que llenó de alivio los pulmones no sólo de los jugadores sino también
de los espectadores que veían como a trancas y barrancas se iba encaminando un
triunfo tan anhelado por todos.
La segunda parte empezó
con nuevas dudas granates y con un Cerceda que trato de echarse para adelante
pero que no fue capaz de crear ni una ocasión de peligro en área de Edu.
Así como aquellas veces
en que ha estado mal se ha comentado, ayer Goldar cuajó una buena actuación al
lado de León en el centro de la zaga y aportó esa seguridad y contundencia que
muchas veces le ha faltado en una posición tan delicada como la que ocupa en el
terreno de juego.
No estuvieron mal, como
se ha dicho, los centrales aunque en defensa volvió a destacar sobre los demás
un Juan Barbeito expeditivo atrás pero cada vez más alegre arriba poniendo de
manifiesto lo importante que es contar con un juvenil en División de Honor
nutrido de jugadores que en épocas de crisis como la que vive el Pontevedra
aparezcan dotando al equipo de su entusiasmo, ilusión y sobre todo capacidad
para hacerse con un puesto incluso en situaciones tan estresantes como la
actual.
Con el público cada vez
más nervioso y el Cerceda intentándolo más, Lusimi decidió sacar al campo a
Añón en lugar de Marcos y el Pontevedra volvió a tomar poco a poco el rumbo del
partido hasta que en buena jugada de Juan y el propio Añón por la derecha llegó
el segundo tanto marcado por un Jimmi que al igual que Marcos Alvarez adecentó
un poco su partido con este importante gol, logrado curiosamente con su pierna
derecha.
De ahí al final el
partido ya fue otro.
El Pontevedra se tranquilizó
definitivamente y el Cerceda notó el golpe hasta desaparecer casi por completo
del partido.
Debutó Nacho López como
interior, llegó la mala noticia de la lesión de Adrián León que dio la
oportunidad a David Castro de jugar en la demarcación de central unos minutos y
el partido llegó a su fin con el suspiro general de todos los allí presentes
que casi habíamos olvidado la sensación que produce la victoria tras casi tres
meses sin conseguirla.
Nadie debe, sin
embargo, llevarse a engaño.
Lo de ayer supone la
colocación de un torniquete sobre una herida que sangraba a borbotones y que
amenazaba con dejar el organismo granate “más seco que la mojama.”
Ahora debe llegar la
intervención médica en toda regla que suture esa herida y la deje en un simple
mal recuerdo y esa curación sólo llegará con más puntos y con el alejamiento de
unos puestos de descenso que están todavía muy cerca y dispuestos a engullirnos
a las primeras de cambio.
Como ya he dicho más
arriba, todo hace indicar que en estos últimos diez días de mercado invernal se
marcharán dos o tres hombres y llegarán esas piezas que tanto se han reclamado
y se siguen reclamando por la masa social.
Es de esperar que se
empiecen a enmendar los errores del pasado verano y que a pesar de las
dificultades de este mercado de invierno estas incorporaciones doten a la
plantilla de más calidad y posibilidades pues el calendario que se avecina es
de cuidado.
El próximo fin de
semana otra auténtica final en Toledo; luego el líder Fuenlabrada en Pasarón y
después (tras viajar a SS.de los Reyes) nos visitará un Racing con el agua tan
al cuello como nosotros.
Vienen curvas y de las
peligrosas.
El equipo necesita de
su gente.
Esa gente que padece y
sufre los errores del Consejo de Administración que esta temporada están siendo
muchos.
Sin embargo, hay una
realidad que es palpable e incuestionable. Cuando en el ex vetusto estamos
todos juntos a lo largo de noventa minutos alentando, apoyando y empujando a
los nuestros somos más fuertes y mucho más difíciles de batir.
A veces es complicado
olvidar durante los partidos algunas cuestiones pero mientras el balón rueda
debemos ser muy conscientes que lo único importante es ese escudo y esa
camiseta que como tantas veces he comentado permanecerá siempre al margen de
jugadores, entrenadores y directivos que están de paso por el Pontevedra CF.
No hay comentarios:
Publicar un comentario