lunes, 29 de enero de 2018

Fuego amigo

Poco más de un minuto, eso es lo que aguantó el Pontevedra CF sin encajar un gol en el trascendental encuentro jugado ayer en la ciudad de Toledo.

            
A partir de ese momento, (ya con el rival a favor de obra y rota la posibilidad de que generar más descontento entre los aficionados “verdes” que acabase por afectar a sus jugadores) asistimos al ejercicio de impotencia e incapacidad granate en área rival que ya no es novedad pues era propia también de la etapa técnica anterior.
            
No es agradable ni fácil poner semana tras semana por escrito las inexplicables decisiones que se llevan tomando en el seno de la entidad desde hace meses y que lejos de colaborar para sacar al equipo del abismo parecen apropiadas para hundirlo más en una tabla clasificatoria cada vez más implacable con el Pontevedra CF.

 “Queremos reforzar la parcela central de la defensa en el mercado de invierno”, ese era el “mantra” con el que incluso antes de que comenzase Enero se esperanzaba a los seguidores pontevedreses.
 Incluso a mediados de este mes se aumentó la apuesta diciendo que no uno sino dos defensas centrales serían los que llegarían a la ribera del Lérez para aportar más experiencia y saber estar a la retaguardia de Luismi.

¿Cuál es la situación a tres días de terminar el mercado invernal? El Pontevedra se ha desprendido de dos centrales y todavía no ha fichado a ninguno.

 Más sangrante resulta el caso de Bruno Rivada.
“No se marchará sin un sustituto en la plantilla que cubra su baja”, se afirmó por los dirigentes cuando el interés del Mirandés en el jugador y la receptividad de éste para con la oferta eran un hecho.
 Pues no. Bruno se fue sin un central que lo sustituyera incluso habiéndose lesionado muscularmente Adrián León frente al Cerceda y siendo muy probable su baja para el partido de Toledo.
¿Se habría perdido ayer con Bruno sobre el césped? Pues a lo mejor sí porque ya se perdió en Bouzas con el canterano de titular y haciendo un mal partido.
 ¿Resulta de recibo que el Pontevedra haya afrontado la final de ayer con un solo central específico y con Castro acompañando a Goldar en el centro de la zaga cuando ni es su posición habitual ni apenas había jugado ahí anteriormente? Sin duda, no. No es de recibo.

  Por desgracia, hay más.
            
El Toledo incorporó dos jugadores nuevos la semana pasada y ayer sobre el césped uno fue titular y el otro entró en la convocatoria.
Por el contrario, el Pontevedra decide hacerse con un descarte del Coruxo (sí, del Coruxo) y a pesar de las bajas con las que contábamos para el viaje ni siquiera entra entre los dieciocho jugadores convocados para el partido.
Del otro fichaje, Nacho López, (que vino para jugar de lateral) podemos decir que no ha sido capaz de ganarle el puesto a Juan en esa ubicación y lo que es más desalentador tampoco a Marcos Álvarez en el interior derecha, puesto en el que ha actuado en Liga en calidad de suplente.
            Como colofón, el miércoles pasado en la dichosa copa “garrafón” Jorge Hernández se “tira” los noventa minutos sobre la pesada hierba de Pasarón y ayer es sustituido en el descanso tras disputar solo 45.

 No, no es agradable escribir todo esto pero esto es lo que hay.

La sensación es que a 29 de Enero el equipo ni mucho menos se ha reforzado sino que se ha debilitado y mucho tiene que cambiar la cosa en estos tres días para que esa sensación no sea la que resulte definitiva el día 1 de Febrero a las 00.00 horas.

No nos acabamos de enterar que el Pontevedra CF ha ganado cinco partidos de veintitrés jugados y que necesitará como mínimo ganar seis y empatar otros tres (siendo muy optimista con los números) de los quince que quedan para por lo menos jugar el play out que cada vez aparece en el futuro como mal menor.
El descenso se acerca cada vez más y no parece que la actitud del club en este mercado invernal esté siendo la esperada para tratar de evitar esta catástrofe deportiva que no se podría calificar de otra manera que humillante.
 Ojalá en estos tres días lleguen aunque sean dos jugadores con un currículo apropiado y digno para afrontar esta situación.
Necesitamos refuerzos de verdad en estas últimas horas de mercado porque de lo contrario nos vamos a despeñar y destrozar contra el suelo de la penosa tercera división. 

                    

lunes, 22 de enero de 2018

Al fin un torniquete

La tarde apareció plomiza, gris, con una lluvia fina pero incansable y un velo tenue de niebla que dotaba al conjunto de una tristeza acorde con la situación deportiva del Pontevedra CF.

El partido de ayer no admitía dobles interpretaciones ni malentendidos. Una victoria cortaría la hemorragia de once encuentros sin ganar y nos mantendría de pleno en la lucha. Un empate o una derrota contra el colista cuya racha era todavía peor que la nuestra nos colocaría en una situación desesperada y muy difícil de contrarrestar.
Con estos ingredientes para elaborar el caldo nadie (o casi nadie) creía que la sopa que nos iban a servir estuviera plena de sabor y contenido.

Y así fue, evidentemente.

De entrada, la ausencia en la convocatoria de Jon Etxániz y Carlos Ramos alimentaba los rumores esparcidos a lo largo de la semana que les señalaban como claros candidatos a dejar el club en los próximos días.

Sin el vasco sobre el césped, Berrocal fue el encargado de jugar en punta ofreciendo más o menos lo mismo de siempre, mucho trabajo y entrega pero nula capacidad para generar peligro de verdad en área contraria.
Tampoco estaba Prosi (todavía no recuperado de su lesión muscular) y ello dio oportunidad de ver la evolución de Alex Fernández junto a Kevin en el medio centro en el que se desenvolvió sin brillantez pero con su habitual dinamismo y llegada en ocasiones desde segunda línea.

La primera parte transcurrió entre el silencio extraño y doloroso de Pasarón (por segundo partido consecutivo en casa no hubo prácticamente animación) y los nervios y desaciertos sobre el terreno de juego de dos equipos que justificaban sobradamente su clasificación.

A medida que pasaban los minutos es cierto que el Pontevedra se iba adueñando de la situación y fruto de ello llegó ese gol de Marcos Alvarez (salvó otra mala actuación con ese tanto) que llenó de alivio los pulmones no sólo de los jugadores sino también de los espectadores que veían como a trancas y barrancas se iba encaminando un triunfo tan anhelado por todos.

La segunda parte empezó con nuevas dudas granates y con un Cerceda que trato de echarse para adelante pero que no fue capaz de crear ni una ocasión de peligro en área de Edu.

Así como aquellas veces en que ha estado mal se ha comentado, ayer Goldar cuajó una buena actuación al lado de León en el centro de la zaga y aportó esa seguridad y contundencia que muchas veces le ha faltado en una posición tan delicada como la que ocupa en el terreno de juego.
No estuvieron mal, como se ha dicho, los centrales aunque en defensa volvió a destacar sobre los demás un Juan Barbeito expeditivo atrás pero cada vez más alegre arriba poniendo de manifiesto lo importante que es contar con un juvenil en División de Honor nutrido de jugadores que en épocas de crisis como la que vive el Pontevedra aparezcan dotando al equipo de su entusiasmo, ilusión y sobre todo capacidad para hacerse con un puesto incluso en situaciones tan estresantes como la actual.

Con el público cada vez más nervioso y el Cerceda intentándolo más, Lusimi decidió sacar al campo a Añón en lugar de Marcos y el Pontevedra volvió a tomar poco a poco el rumbo del partido hasta que en buena jugada de Juan y el propio Añón por la derecha llegó el segundo tanto marcado por un Jimmi que al igual que Marcos Alvarez adecentó un poco su partido con este importante gol, logrado curiosamente con su pierna derecha.

De ahí al final el partido ya fue otro.

El Pontevedra se tranquilizó definitivamente y el Cerceda notó el golpe hasta desaparecer casi por completo del partido.
Debutó Nacho López como interior, llegó la mala noticia de la lesión de Adrián León que dio la oportunidad a David Castro de jugar en la demarcación de central unos minutos y el partido llegó a su fin con el suspiro general de todos los allí presentes que casi habíamos olvidado la sensación que produce la victoria tras casi tres meses sin conseguirla.

Nadie debe, sin embargo, llevarse a engaño.

Lo de ayer supone la colocación de un torniquete sobre una herida que sangraba a borbotones y que amenazaba con dejar el organismo granate “más seco que la mojama.”
Ahora debe llegar la intervención médica en toda regla que suture esa herida y la deje en un simple mal recuerdo y esa curación sólo llegará con más puntos y con el alejamiento de unos puestos de descenso que están todavía muy cerca y dispuestos a engullirnos a las primeras de cambio.

Como ya he dicho más arriba, todo hace indicar que en estos últimos diez días de mercado invernal se marcharán dos o tres hombres y llegarán esas piezas que tanto se han reclamado y se siguen reclamando por la masa social.
Es de esperar que se empiecen a enmendar los errores del pasado verano y que a pesar de las dificultades de este mercado de invierno estas incorporaciones doten a la plantilla de más calidad y posibilidades pues el calendario que se avecina es de cuidado.
El próximo fin de semana otra auténtica final en Toledo; luego el líder Fuenlabrada en Pasarón y después (tras viajar a SS.de los Reyes) nos visitará un Racing con el agua tan al cuello como nosotros.

Vienen curvas y de las peligrosas.

El equipo necesita de su gente.
Esa gente que padece y sufre los errores del Consejo de Administración que esta temporada están siendo muchos.
Sin embargo, hay una realidad que es palpable e incuestionable. Cuando en el ex vetusto estamos todos juntos a lo largo de noventa minutos alentando, apoyando y empujando a los nuestros somos más fuertes y mucho más difíciles de batir.

A veces es complicado olvidar durante los partidos algunas cuestiones pero mientras el balón rueda debemos ser muy conscientes que lo único importante es ese escudo y esa camiseta que como tantas veces he comentado permanecerá siempre al margen de jugadores, entrenadores y directivos que están de paso por el Pontevedra CF.    

lunes, 15 de enero de 2018

Esperando a Lenin

Otra derrota. 
Esta vez en Bouzas y arrastrando de manera lastimosa el escudo especialmente a lo largo de la primera mitad.
Faltó alma, garra, concentración y a los veinte minutos el partido ya estaba entregado y los puntos en el bolsillo del Rápido de Bouzas.
Ya son once partidos sin ganar y el equipo camina con paso firme hacia la tercera división.

¿Se acuerda alguien ya de aquella comparecencia ante los medios de comunicación protagonizada por la  Presidenta del Consejo (aquella vez sin desayuno, almuerzo o comida para los periodistas) celebrada el día siguiente a la no aceptación de la dimisión de ese entrenador sin cuya presencia en el banquillo granate no podría entenderse la historia del club y el Pontevedra CF quizá no hubiera existido?
Los micrófonos ardían, las libretas u ordenadores de los profesionales de la información echaban humo (sí, humo) ante la catarata de consecuencias que el ridículo (uno más) de Talavera iba a provocar en el organigrama deportivo de la institución.
Escuchando aquel día la radio o leyendo los periódicos la jornada posterior quien más quien menos pensó que lo de 1917 en la madre Rusia se iba quedar muy corto en comparación con el número de cabezas que sangrientas y despedazadas rodarían por las oficinas de Pasarón.
Si en el Palacio de Invierno de San Petesburgo cayeron el Zar, la zarina, el zarévich y el resto de la familia real, todo parecía indicar que en el Pontevedra CF se pasaría la guadaña igualmente al personal del servicio, las cocheras, las cuadras y hasta el jardinero cuyas humildes tijeras de podar no impedirían que el implacable peso de la justicia granate se lo llevara igualmente por delante.
¿Qué ha pasado dos meses después con esa anunciada revolución que removería los cimientos de una plantilla confeccionada con  varios órganos del cuerpo de los miembros de la comisión deportiva entre los que no se encontraba evidentemente la cabeza?.

Veamos.

Al margen del cese del entrenador producido no solo por su incapacidad para que el equipo ganase un encuentro sino también por su intolerable rueda de prensa del día 17 de Diciembre de 2017 que pasará a la historia negra del Pontevedra CF, se ha marchado sólo un jugador de nombre Victor Mongil.
Claro que leyendo las declaraciones de unos y de otros con relación a esa baja se llega fácilmente a la conclusión que el central cogió las maletas por iniciativa propia y que incluso el club intentó convencerlo de que no se fuera ahora que ya no estaba un entrenador con el que no se llevaba demasiado bien.

¿Cabezas cortadas, por tanto? Ninguna al margen de la de Luisito.

En ese sentido, la revolución a quince de Enero de 2018 (queda todavía la mitad del mercado de invierno) se asemeja mucho más a la de terciopelo protagonizada por República Checa y Eslovaquia que a la rusa o a la francesa de Robespierre y “Monsieur” Guillotin.

Si a la hora de desprenderse de jugadores que no han demostrado ni nivel ni compromiso para vestirse esta camiseta la entidad va con calma, en cuanto a las incorporaciones como es lógico tampoco existen demasiadas novedades esperanzadoras.
Por un lado, el entrenador al que se le examina partido a partido (no se sabe si para tratar de ahorrarse el dinero de un nuevo técnico o porque sencillamente no se confía realmente en él) sigue siendo interino y desconoce hasta cuando seguirá al frente del equipo.
El tiempo pasa, las jornadas sin ganar se acumulan y la tercera división se acerca a pasos agigantados pero la indeterminación en el banco sigue vigente de una forma tan absurda y peligrosa que es difícil encontrarle explicación lógica.
Ha llegado también un jugador para ayudar en el lateral derecho. A pesar de que jugó todos los partidos con su anterior equipo y en teoría está en forma no disputó ni un minuto en el día de ayer y tampoco se sabe si será capaz de desbancar de la titularidad a un juvenil que en Bouzas sin hacer nada del otro mundo volvió a darle a algún que otro compañero otra lección de lo que es dejarse el sudor en el campo en vez de pasearse miserablemente por un campo de juego.

En Bouzas salimos humillados pues esa y no otra es la conclusión a la que se debe llegar cuando un equipo humilde y con menos medios nos “liquida” en veinte minutos en gran parte por nuestra desidia, falta de atención y errores impresentables.

“Revolución” como se ha dicho no ha habido y no habrá (como mucho llegarán un par de jugadores no se sabe si para calentar banquillo o para aportar de verdad en “el verde”) y a pesar de que tener superávit en las arcas es por supuesto elogiable, positivo y muy bueno para la entidad (la gestión sostenible de la que habla el Consejo de Administración es razonable y en teoría garantiza el futuro) al Pontevedra CF le sigue faltando espíritu.

Las cifras económicas, insisto, son importantísimas pero igualmente trascendentes son los sentimientos y todos esos intangibles que contiene una SAD y de la que carece otra empresa normal.
Que exista superávit es maravilloso pero a una afición que sufre y que observa como su equipo se despeña hacia un descenso impensable los números no le alivian.

 Lo que le alivia son las victorias.

  

lunes, 8 de enero de 2018

De absurdas temporalidades e inexplicables pachorras

La primera vuelta de esta complicada Liga que lleva camino de hacerse más larga que un día sin pan terminó el día 17 de Diciembre de 2017.
Pasaron las Navidades y con ellas las mini vacaciones de los jugadores; pasó fin de año con sus uvas, su champán, el vestido de Pedroche y la capa de García; pasaron los Reyes Magos con la ilusión de los niños, regalos en abundancia y algún que otro moratón por “caramelazo cabalgateño”.

Y volvió la competición el día 7 de Enero y para pasmo de muchos y desesperación de otros lo hizo el Pontevedra CF sin entrenador fijo en el banco y sin un solo jugador nuevo con el que tratar de potenciar un equipo con problemas.
A lo largo de estas semanas de descanso liguero han quedado para la historia un par de frases de la dirección deportiva granate.
Después de que los días siguientes al cese de Luisito Míguez aparecieran en los papeles multitud de entrenadores que estaban siendo barajados para sustituir al de Teo  (realmente solo falto el “bombero torero”; ese que aparece con montera y capote cada vez que el Real Madrid gana una Copa de Europa), el 26 de Diciembre y coincidiendo con el primer entrenamiento del equipo tras el parón, Feáns anunció que Luismi seguiría al frente del equipo “si no se encontraba algo mejor hasta finales de esa semana” y que contaba con dos o tres opciones que eran de su agrado.
            
La semana acabó y como suele pasar desde casi el principio de los tiempos llegó la siguiente y ya entrados en 2018 y sin que ninguna de esas opciones teóricamente buenas fructificaran en un fichaje el director deportivo del Pontevedra afirmó a pocos días ya del partido contra el Celta B que “Luismi seguiría un par de semanas y a ver cómo vamos”.
            
Cómo íbamos antes de jugar contra el Celta B lo sabemos todos (o eso creo porque a veces me entra alguna duda): en posición de promoción de descenso y descolgándonos cada vez más de algunos equipos teóricamente asequibles que han puesto puntos de por medio.
            
Si esta situación indudablemente gravísima en lo deportivo merece la provisionalidad de dos semanas más sin saber si Luismi Areda va a seguir hasta el final o si alguna de esas “grandes opciones” se sigue manejando entre bambalinas es algo que clama al cielo.
            
¿Se tiene confianza sólo en el bravo ex jugador granate durante quince días dependiendo si se gana se empata o se pierde los dos partidos ligueros?
¿Podemos permitirnos el lujo mientras nos despeñamos poco a poco por un tobogán empinado de seguir retrasando la decisión de quien es el hombre en quien confía el Consejo para dirigir al Pontevedra CF hasta el final de la competición?

Si se ha apostado por el entrenador hasta hace nada del juvenil lo lógico es que esa apuesta sea segura y firme y no con la caducidad de quince días y si esa apuesta no es fuerte y se quiere traer a alguien ¿vamos a esperar a que se nos haya escapado ya la respiración natural y nos hayan conectado el respirador artificial?


Si la gestión del sustituto de Luisito al frente del equipo está siendo, a mi juicio, bastante lamentable no lo es menos la potenciación de una plantilla que ha demostrado a lo largo de la primera vuelta bastantes carencias.
Parecían soplar vientos de revolución en el mes de Noviembre tras la batalla perdida de Talavera y daba la impresión durante aquellos días que en Enero no iba a continuar en el Pontevedra CF ni el famoso “Tato”.
Un par de meses después (más sosegados los ánimos) hemos oscilado hasta el otro extremo de la situación.
No eran ni son aconsejables revoluciones costosas y traumáticas en mitad de una temporada pero sí resultan obligatorias algunas incorporaciones que traten de taponar algunas vías de agua del equipo sobre todo en defensa.

La “pachorra” con la que se está actuando en esta faceta también resulta llamativa. Sabemos todos que llevamos más de dos meses sin lateral derecho del primer equipo y que la responsabilidad descansa desde hace dos semanas sobre los hombros de un juvenil que ayer incluso mejoró su rendimiento del primer día a pesar de que las ayudas defensivas que recibía en su banda por sus compañeros brillaron por su ausencia como es ya una costumbre.       
Como quiera que Miguel Angel es sub-23 pensábamos que sería necesario liberar una ficha senior para por lo menos cubrir ese agujero y no dejar solo ante el peligro a Juan Barbeito.
Cuando hace solo unos días se produce la baja de Mongil algunos ingenuos pensamos que a renglón seguido se oficializaría la incorporación de ese lateral que tanto se necesita.

Pues no. 

Seguramente estaremos valorando varias alternativas que nos agraden sin importarnos que con el empate de ayer ya son diez partidos sin ganar y que el abismo se ha acercado algunos centímetros más.


El partido frente al filial céltico volvió a dejar muchas dudas sobre el futuro granate. Hasta el primer cambio efectuado por Luismi dando entrada a Añón a falta de media hora el Pontevedra fue un pelele en ataque sin posibilidad alguna de crear inquietud a su rival. Con la entrada posterior de Alex González el peligro arriba del Pontevedra se incrementó mucho más y así acabó llegando el empate e incluso un balón al palo que nos habría otorgado una victoria quizá exagerada pero que habría resultado balsámica.

Como ahora en rueda de prensa sí se puede hablar de fútbol y no hay broncas, ni lecciones ni nada por el estilo Luismi respondió a las preguntas de los periodistas sobre la ausencia de Añon y Alex del once titular argumentando que no quería agotar de entrada todas las “balas” del equipo y que quería “madurar” más el choque y hacer daño en el tramo final con estos dos estiletes que sin duda son los mejor que hasta ahora ha ofrecido el Pontevedra en ataque en esta penosa Liga.

En el fondo le salió bien a Luismi pues efectivamente el peligro llevado por ambos fue notable lo que pasa es que en los sesenta minutos anteriores el encefalograma de ataque granate fue plano y el desastre defensivo el habitual y si el Celta hubiera llegado al descanso con un 0-3 a su favor a pocos habría extrañado.

Tampoco mueve al optimismo las tres ocasiones clarísimas de gol permitidas al Celta tras nuestro empate y que de haber sido capaz el conjunto celeste de materializar alguna (la madera y Edu lo evitaron) nos habría asestado una nueva cuchillada en el corazón sin tiempo ya para reaccionar.
El Domingo habrá que ir a Bouzas con la esperanza de que por fin se encuentre un remedio para la herida y esta dejé de manar sangre.

Entre medias volverá la “copa garrafón” y esta vez lo hará con mucha fuerza. Con media España colapsada por las nevadas nos iremos ni más ni menos que a Burgos a jugar un partido de dudoso interés del que sólo habrá que esperar que no se deriven consecuencias desagradables en forma de lesiones.


Lo importante vendrá en el Baltasar Pujales y en ese campo volveremos a jugarnos gran parte del futuro de la institución.    

jueves, 4 de enero de 2018

El despropósito que no cesa

Vaya por delante lo siguiente para evitar confusiones: El único integrante de la familia Pontevedra CF SAD que ha dicho cosas interesantes, con sentido e incluso ilusionantes desde el 19 de Diciembre pasado ha sido el ex entrenador del juvenil y ahora de forma "temporal" entrenador del Pontevedra, Luismi Areda.

Desde este blog no puedo sino desearle la mejor de las suertes en esta etapa como entrenador granate y que ese coraje acompañado de compromiso que derrochaba a raudales cuando defendía esta camiseta sobre el césped se vea acompañado con su acierto e inteligencia a la hora de dirigir desde el banquillo a este equipo cuya situación en la tabla resulta decepcionante y lo que es peor muy preocupante a la hora de afrontar la segunda vuelta de la competición.

Sin embargo, si subimos algún peldaño en el escalafón de puestos de responsabilidad de la entidad, comprobamos fácilmente como esta especie de tormenta de errores que lleva acumulando el club desde Junio pasado lejos de cesar en su intensidad se acrecienta por momentos hasta llegar casi al desconcierto.

Dejando al margen los fichajes realizados el pasado verano y los dudosos números acumulados por la gran mayoría de las incorporaciones en la temporada anterior, el siguiente gran error del Consejo no fue otro que dejar en agua de borrajas la dimisión "no producto de un calentón" y "muy pensada" de Luisito Míguez tras perder por dos tantos a uno en Talavera de la Reina.
El entrenador se había declarado "muerto" para sacar adelante la situación y a pesar de ello por la cúpula de la institución se decidió no aceptar la dimisión y consentir que el de Teo siguiera ocupando el banquillo granate.
Las consecuencias ya las sabemos. Atisbo de reacción las dos semanas siguientes con dos buenos partidos "que se dejaron de ganar" de forma auténticamente incomprensible y cuatro encuentros siguientes (tres de ellos en casa) lamentables y ofreciendo una imagen de equipo roto y desquiciado.

En ese momento sí. 

El día 18 de Diciembre (el siguiente a la derrota contra el Atlético B) se toma al parecer  (digo al parecer pues como ya sabemos la política comunicativa del Pontevedra brilla por su ausencia) la decisión de cesar a Luisito en sus funciones de entrenador.

A continuación y desde el día 20 o 21 de Diciembre aparecieron en los medios de comunicación una cascada de nombres de técnicos de todas las edades, estilos y circunstancias que lo único que provocó fue la duda de si el club sabía realmente lo que quería o si estaba "apuntando a todo lo que se movía" sin un criterio definido y lógico a la hora de determinar cual debería ser en realidad el perfil del hombre que debía coger entre sus manos el timón técnico de la plantilla.
¿Tienen algo en común David Vidal o Manix Mandiola con Rubén de la Red o Andrés Palop?, por poner un ejemplo.

Con el paso de los días ya muchos empezamos a darnos cuenta que sería casi imposible que antes de que el equipo retomara los entrenamientos hubiese entrenador nuevo.
Y en ese primer día tras las vacaciones, 26 de Diciembre, el Director Deportivo ( o como se denomine su cargo) ya dejó caer que no descartaba a Luismi para el cargo si no se encontraba algo mejor  hasta finales de esa semana.

Dejando al margen la oportunidad de esa frase, la semana terminó y con ella llegó el nuevo año y los días previos a la primera final ,sí, final que el equipo deberá afrontar el Domingo que viene contra el Celta B. 
Y es el Martes 2 de Enero cuando el Director Deportivo pronuncia otra frase gloriosa : "Luismi seguirá dos semanas y a ver como vamos".
Es decir, a día de hoy, el Pontevedra CF no tiene entrenador confirmado hasta el próximo mes de Mayo.
No se ha traído a nadie pero tampoco se ha dicho sin tapujos y a las claras que Luismi cuente con la confianza del Consejo para seguir en el cargo hasta el final de la Liga.

¿La consecuencia de todo esto cual es? 
La improvisación, la aparente falta de ideas para saber que entrenador se quiere y una sensación irremediable de despropósito e incluso de desgobierno importante.

No está la situación clasificatoria del equipo para esas improvisaciones y tumbos a la hora de elegir el camino.
La tercera división está más cerca de lo que alguna gente piensa y todo lo que ha pasado en la entidad estas dos semanas y media hacen dudar a este atribulado bloguero de que sean verdaderamente conscientes de la papeleta que el equipo va a tener que solventar en estos diecinueve partidos de los que al menos habrá que ganar ocho (el doble que en la primera vuelta) para no despeñarse por el precipicio.

Si no se ha encontrado ninguna opción válida para el club desde el punto de vista deportivo y económico para el banquillo habría sido más fácil anunciarlo y confirmar a Lusimi no para dos semanas (como si estuviera pasando un examen de selectividad que el Pontevedra no puede permitirse por la gravedad de su situación deportiva) sino para el resto de la Liga e ir con él hasta el final con todas las consecuencias.

Se suma a esta sensación de despropósito la ausencia total de noticias en torno a las bajas que se quieren conceder y a las altas con las que se quiere potenciar la plantilla.

Llevamos sin lateral derecho desde hace mucho y reanudaremos la Liga sin esa posición cubierta arrojando sobre los hombros de un juvenil una responsabilidad exagerada y que no sé si acabará por ser perjudicial para su crecimiento.

Esa circunstancia por sí sola (no cubrir siquiera una ubicación para la que no hay nadie en plantilla) aumenta las dudas y el desconcierto a la hora de conocer si el Pontevedra está moviéndose con determinación en el mercado y si por lo menos sabe ( aunque luego el dinero será el que mande) con que jugadores no le gustaría seguir contando y aquellos con los que pretende mejorar siquiera un poco al grupo.

La conclusión es que el Domingo empieza una segunda vuelta crucial para nuestros intereses en los que habrá que sumar como mínimo 25 o 26 puntos para salvarse y para lograr esa puntuación todos los partidos, todos, resultan vitales para la consecución del objetivo y por ello esta parsimonia y esta sensación de provisionalidad que desprende el Pontevedra resulta especialmente preocupante. 

La lucha por la salvación empieza el Domingo y desde el Domingo hay que puntuar si es posible de tres en tres para no pasar de la respiración natural al ventilador artificial.

Para terminar con algo de optimismo retomo la idea con la que empecé estas líneas.

La declaraciones de Luismi suenan esperanzadoras y rebosan entusiasmo por la oportunidad que se le ha dado aunque sea de esta forma tan extraña.

Asume una responsabilidad enorme porque enorme (aunque algunos se empeñen en no querer verlo) es el reto que el Pontevedra tiene por delante.

Ojalá esa ilusión que desprenden sus palabras se vean acompañadas de su buen hacer y junto a una plantilla de jugadores que debe aportar mucho más de lo que ha hecho hasta ahora nos saque de esta pesadilla que cada vez extiende más sombras negras sobre el presente y futuro de la entidad.