lunes, 23 de octubre de 2017

Desastre con final feliz

Se disputaba ayer la décima jornada de la Liga 17/18. 
Más de una cuarta parte de la competición ya es pasado y el Pontevedra retrocedió ayer inesperadamente varios enteros en la credibilidad que tan a duras penas había ido consiguiendo en los últimos tres o cuatro partidos jugados.
El equipo ganó y eso siempre constituye una buena noticia pero lo hizo de casualidad y siendo inferior casi todo el tiempo a un Coruxo que gozó de las suficientes ocasiones de gol para llevarse el gato al agua y que anuló el juego ofensivo granate hasta hacerlo simplemente insoportable.

Lusito sacó un equipo con las ausencias en el once titular por diferentes molestias de los dos jugadores más decisivos en ataque en lo que llevamos de temporada, Añón y Alex González, o lo que es lo mismo los únicos jugadores de esta plantilla que a día de hoy pueden desbordar por fuera y lograr superioridad en las bandas para desequilibrar a las defensas contrarias.
Sin estos dos jugadores aptos para comenzar el partido, aparecieron Marcos Alvarez por la derecha y Mouriño por la izquierda para completar el centro del campo con los ya habituales Prosi y Kevin más Jorge por delante tratando de enganchar con otra novedad en la titularidad, Berrocal.

Pronto se vio que el Pontevedra era incapaz de generar ese fútbol por las bandas. En la izquierda era imposible con un Castro cuyas características le impiden desplegarse con velocidad y sorpresa por ahí y un Mouriño que no cuenta entre sus virtudes con la de desequilibrar por banda. Por la derecha, en principio, no debería haber sido tan complicado pues tanto Miguel como Alvarez sí son hombres que cuentan con posibilidades para hacer daño en esa faceta. Sin embargo, el ex del Boiro volvió a decepcionar con su gris actuación y el lateral volvió a parecerse a ese jugador de principio de Liga que tanto nos preocupó por su descolocación y desorientación en el campo.
Como por dentro el equipo tampoco era capaz de desmadejar en ningún momento a su rival y ni Prosi, Kevin, Jorge (o Mouriño cuando se venía más al centro) eran incapaces de trenzar jugada alguna la consecuencia no fue otra que un Pontevedra impotente y completamente maniatado que enseguida empezó a sufrir los rápidos contraataques de su rival.

Porque el problema no era sólo que el equipo no carburaba en el aspecto ofensivo y se hacía pequeño entre la tupida organización defensiva verde (dicha circunstancia puede ser hasta comprensible cuando el contrario te espera en su medio campo y no se tiene el día para combinar y dotar de alegría al juego). Lo realmente preocupante era que el Coruxo salía al contragolpe y encontraba vías de agua en el sistema defensivo pontevedrés con pasmosa facilidad lo que le hizo disfrutar de hasta cinco ocasiones de gol que no encontraron feliz destino por culpa o bien de Edu Sousa o bien de la falta de puntería de los atacantes verdes.
Fue una primera mitad en la que se sufrió arriba, se sufrió atrás y se llegaba siempre tarde a los balones divididos o las segundas pelotas por estar peor colocados que el contrario y por tener menos confianza y fe a la hora de la disputa que un Coruxo que tampoco es un equipo (dicho sea de paso) que se caracteriza por obtener grandes resultados lejos de su campo.

Tras el descanso Luisito consideró que a la defensa de cinco de su rival no se le iba a hacer daño con el juego combinativo para el que al parecer no estaba predispuesta la tarde e introdujo a Etxániz y Añón en lugar de Marcos y Jorge para jugar con dos puntas claras y tratar de obtener ventaja con un juego más directo y frontal que el de la primera parte.

Lejos de funcionar los relevos, el Pontevedra volvió a mostrar su peor versión en los minutos siguientes al paso por los vestuarios. Ya es tradición que salgamos dormidos y como anestesiados tras el descanso y para no variar ayer pasó lo mismo.
Controles fáciles fallados de forma absurda, patadas al aire en vez de al balón y por supuesto gol del contrario y ocasiones para hacer el segundo. 

Esta circunstancia ya se está convirtiendo en un clásico y resulta especialmente molesto que no se logre poner a coto a tanta pasividad y falta de concentración en estos minutos.

En el día de ayer la "caraja" se extendió más tiempo y mediada la segunda parte el Coruxo volvió a fallar lo infallable o Edu a parar lo imparable hasta que el técnico de Teo decidió realizar su último cambio, Alex González por Mouriño.
Dicho cambió conllevó un cambio de sistema más radical al decidir Luisito colocar tres centrales (sumando a esa parcela a David Castro) y colocando a Alex y Miguel como carrileros largos.
Prosi y Kevin seguirían en el medio centro pero Añon pasaría a la posición de enlace con los dos delanteros que hasta ese momento seguían completamente inéditos.

Ahí sí cambio un poquito el partido. 

En ningún caso el Pontevedra arrolló o desbordo al Coruxo pero Alex "tiró" de esa chispa y velocidad que ya conocemos y creó más quebraderos de cabeza la defensa verde. El equipo arriesgó adelantando la defensa muchos metros y entre que el Coruxo no acertaba a dar ese pase que dejara sólo a un par de atacantes frente a Edu y que el Pontevedra con Añón y Alex es un equipo más peligroso en ataque, la balanza pudo por lo menos equilibrarse.

Alex pudo marcar en una volea que se le marchó fuera por poco y Añon fue objeto de un claro penalti convertido por arte de magia en falta en ataque por el colegiado. Pero poco después llegó ese empate del zurdo extremo asturiano y para completar el "suicidio" vigués ese penalti claro pero inocente que el certero " heredero" de Bonilla en ese lance, Añón, consiguió transformar para poner por delante al Pontevedra ante un incrédulo Pasarón.

Aún hubo tiempo para realizar algunas faltas absurdas en campo propio que pusieron algún susto en la grada pero el partido llegó a su final con ese 2-1 en el marcador que nos mantiene en el centro de la tabla y prolonga la racha de victorias en casa pero que vuelve a traer las dudas sobre las verdaderas posibilidades de esta plantilla. 

Ayer colectivamente estuvimos mal e insisto en que eso a veces puede pasar pero en el aspecto individual se vieron algunos detalles de varios jugadores que no invitan precisamente al optimismo.

Algunas reflexiones para terminar.

Que los únicos jugadores que hasta el momento hayan destacado realmente en ataque (a pesar de que Jorge sí ha dejado algún detalle esperanzador) sean Añón y Alex González resulta ciertamente chocante.
Que de los catorce goles a favor solo dos los han marcado alguno de los tres "9" con los que cuenta el equipo (uno Etxániz de penalti y otro Berrocal) resulta significativo.
Que ni siquiera en un día como el de ayer en el que el Pontevedra estuvo realmente atascado y colapsado por el medio no haya tenido Carlos Ramos un minuto de juego llama ciertamente la atención.

Y por último, que tener a algún jugador del filial ocupando ficha del primer equipo de manera meramente testimonial o decorativa ni creo que sea bueno para el club ni mucho menos para los chavales en cuestión.  

       

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