lunes, 24 de abril de 2017

Ese "maldito" play off

Pocas veces una frase pronunciada en medio de un volcán expresivo y casi como sin querer puede resultar más descriptiva de la situación por la que está pasando un colectivo.

"Nos quedan cuatro puntos para el maldito play off", decía con voz herida por la intensidad del partido el entrenador del Pontevedra en medio de una petición de excusas que le honra por una desafortunada alusión al Somozas proferida hace siete días y un caudal de explicaciones acerca de lo que había visto minutos atrás ante el Coruxo.

Quienes esperen una crítica desaforada de este bloguero con motivo de esa curiosa calificación de la fase de ascenso realizada por Luisito no la encontrarán en estas líneas.
Lo que sí van a encontrarse es la interpretación que para el autor de esta entrada del blog conlleva dicha expresión del técnico.
Y la primera parte de esa interpretación ya la dieron los propios jugadores y entrenador sobre el terreno de juego. 
Más allá de analizar si jugamos con un 4-3-1-2 primero y con una especie 4-2-3-1 después para cambiar otra vez en la fase final del partido, lo trascendente del partido de ayer es ese estado de nervios que atenaza al equipo desde hace algún tiempo y esa especie de vértigo que se transmite en el ambiente del grupo sobre todo en las dos últimas semanas.

El equipo está nervioso, es consciente de que pierde semana tras semana opciones pintiparadas para sentenciar la cuarta plaza y el mal de altura clasificatorio parece apoderarse poco a poco de este grupo que ayer no fue capaz de hacerse con los tres puntos únicamente por errores propios, sobre todo en ataque, pero también atrás.

Sólo esa ansiedad excesiva, esa responsabilidad que parece atenazar a los nuestros puede arrojar algo de luz a la cantidad de ocasiones enormes para marcar marradas en una primera media hora de juego en la que sólo existió el Pontevedra CF.
Fueron treinta minutos jugados a gran ritmo, con continuidad en la circulación y ahíta de ocasiones de gol falladas por Barco, Añón, Abel, Trigo o Eizmendi por citar las más significativas.
El Pontevedra era superior, penetraba en el sistema defensivo del Coruxo con comodidad pero de manera inexplicable dilapidaba todo el trabajo delante de la portería viguesa.

Después de esa primera hora el decorado empezó a variar. Los últimos minutos del primer tiempo ya estuvieron más equilibrados no por que el rival llegara con peligro a nuestro área (que no lo hizo) sino porque ya el Pontevedra no llegaba con la misma claridad a la zona caliente del equipo de O Vao.
Y ese decorado siguió cambiando en la segunda parte en la que el Coruxo no solo maniató a los granates sino que se desperezó en ataque gozando de un par de oportunidades (sobre todo una de Mateo) muy claras para anotar sin que el Pontevedra  pareciera en ese momento capaz de modificar el panorama.
Pero cuando peor estaba el equipo llegó un corner y un remate de Abel que ponía en franquicia el resultado y nos hacía tocar la fase de ascenso con la punta de los dedos.

A partir de ahí, en mi opinión, es cuando más nos equivocamos. Lejos de pausar el choque (lo que no significa ni hacer teatro ni usar trucos de los que Luisito parece renegar) el Pontevedra aceptó el reto de convertir el partido en un enfrentamiento a campo abierto en el que podía llegar la sentencia o el mazazo verde en forma de empate.
Nada más hacer el gol, el Coruxo pudo empatar ya tras aprovechar el enésimo desequilibrio en nuestra banda derecha defensiva en la que muchas veces estuvimos en inferioridad. Pero tras esa acción volvimos a perdonar lo imperdonable. Mario Barco tuvo una maravillosa que mandó fuera y Mateu y Alex González otras dos que deberían haber acabado en gol sí o sí.

Pero el caso es que fue que no y en un ataque coruxista otra vez por nuestra derecha llegó el empate en una jugada en la que no se fue nada contundente dentro de nuestro área de castigo.
Aún pudimos ganar en un barullo producido en la misma jugada en la que Barco acabó por romperse y decir adíós a la temporada pero la pelota no entró en el arco del Coruxo y dos puntos muy necesarios volaron como los estorninos que embellecen el cielo de Pasarón del casillero del Pontevedra.

Por la mañana Valladolid y sobre todo Ponferradina volvieron a obsequiarnos con sendos empates algo inesperados pero de nuevo fuimos incapaces de aprovechar dichos regalos y lejos de abrirlos los devolvimos con el mensaje de que todavía la última plaza de la fase está en el aire.

Y es que esa ilusión que significa jugar la promoción y que es entendida por todo el mundo como eso, una ilusión con la que poco se contaba en Agosto pero que se ha ido materializando mes a mes de competición está siendo mal entendida pero no por la afición ni por eso que en el fútbol se ha dado en llamar entorno. Quien parece estar entendiéndolo mal es la propia plantilla y su cuerpo técnico y frases aparentemente inofensivas como esa del "maldito" play off dejan entrever que algo tan bonito y que no constituía esta temporada un objetivo a conseguir se está convirtiendo para el grupo en una pesadilla de la que están deseando despertar.

El Domingo que viene puede pasar realmente de todo. Si nos guiamos por nuestra segunda vuelta (19 frente a los 37 de la primera y sobre todo por nuestro rendimiento fuera) muchos podrán pensar que perderemos en Barraña y que el vencedor del duelo entre pucelanos y bercianos se colocará a dos puntos. Otros quizá piensen que a pesar de perder, los rivales volverán a empatar entre sí y restarán importancia a nuestra derrota. También habrá seguidores granates, los más optimistas, que estimen que por fin se ganará fuera y que incluso se producirá ese empate de quinto y sexto para hacer realidad matemática ya este próximo Domingo nuestra clasificación.

La realidad es que se hace muy difícil tratar de predecir (dado el comportamiento de Pontevedra, Valladolid y Ponferradina) como saldremos de Boiro. Si lo haremos ya clasificados, dependiendo sólo del resultado con la Arandina o bien muy apretados y con necesidad de hacer los cuatro puntos que a día de hoy nos faltan.

Pero lo que sí se puede decir es que el Domingo una victoria sería casi definitivo pero un empate otorgaría mucha luz a nuestro futuro y que enfrente tendremos a un rival crecido por su increíble goleada al Celta B en Barreiro pero con la soga todavía al cuello y con una espada de Damocles mucho más pesada sobre su cabeza que la que tenemos nosotros.

Por una vez, deberíamos entender que los nervios y la precipitación deberían ser del contrario y que nosotros debemos jugar con calma, cabeza y siendo conscientes de que no hay más presión agobiante que la del descenso a medida que el minutero de un partido va llegando a su fin.

No es un play off "maldito" es un play off "maravilloso". Inesperado, sin que estuviera en nuestros planes pero "maravilloso".

Si entendemos esto. Si salimos en Barraña destilando ilusión, además de esa entrega que no se pone en duda a este grupo de jugadores, tendremos mucho camino andando.
Si por el contrario salimos al campo con cara de funeral, con rostro de no poder subir la escalera que tenemos delante, entonces sí acabaremos saliendo del campo de Barraña con una cara parecida con la que los hemos hecho estos dos últimos partidos.   




2 comentarios:

  1. Qué pena! El nivel psicológico para los jugadores y afición debería ser de alegría e ilusión como tú mismo dices. Esa ilusión que nos lleva domingo a domingo, con frío, viento, lluvia o calor a las gradas ya de por sí desangeladas durante todo el año. Ese comentario de "maldito" play off dicho por el entrenador, a mi entender, es totalmente desafortunado.

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  2. El sábado da igual cómo se juegue, hay que llenar Pasarón y ganar como sea!!!!

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