lunes, 7 de noviembre de 2016

Coraje, alegría y alguna dosis de prestigio

La estadística principal y la que aparecerá en todos los medios de comunicación será aquella en la que se refleje que de 21 puntos disputados en el Estadio Municipal de Pasarón se han conquistado los 21.
Es esta una circunstancia llamativa por lo complicada y que por sí sola deja bien a las claras la fortaleza y rotundidad que el Pontevedra CF está exhibiendo esta temporada en casa.

Pero si se profundiza un poco más en los números arrojados por esos siete partidos comprobaremos además que esa fortaleza como local no es fruto ni de la casualidad ni del componente azaroso que siempre acarrea un deporte de equipo.
En estos siete primeros enfrentamientos en Pasarón, el equipo granate ha conseguido marcar 16 goles y lo que es más importante tan solo encajar 2, uno de ellos de penalti.

El Pontevedra fue claramente superior al Mutilvera, Izarra, Osasuna B y Palencia. Disputó un choque igualado con el Racing de Ferrol y sólo fue "perdonado" por el Lealtad que marró sus ocasiones y acabó siendo arrollado por nuestro equipo el día que celebrábamos el 75 aniversario.

El séptimo partido es el de ayer.

Llegaba la Ponferradina en franca recuperación desde la contratación de Munitis y todos sabíamos que el partido iba a resultar harto difícil.
Y esa dificultad se vislumbró desde el primer minuto de juego al hacerse evidente el respeto mutuo entre ambos conjuntos y desarrollarse el partido por unos derroteros de lucha continua, mucha pelota dividida y escasas alegrías ofensivas.
Tan cerrado y trabado transcurría el tema que casi todo el mundo era consciente que cometer un error grave podría resultar decisivo para el desenlace final.

Ante esa tesitura, el Pontevedra se mostró firme en defensa y sólo un desajuste en los primeros minutos por banda derecha en la que no llegó una ayuda de Alex González causó algo de inquietud en área granate solventada por un acertado despeje en el centro posterior.
Es cierto que Bruno cometió algún error en esa primera mitad (especialmente un despeje fallido hacia atrás que él mismo corrigió con una veloz carrera y un cruce acertado antes de que un jugador berciano rematara a portería) pero luego se fue creciendo y soltando nervios hasta completar un señor partido en el centro de la defensa junto a un Portela que también rayó a gran altura.

Aquí me gustaría hacer un inciso pues en varios artículos anteriores manifesté mi preocupación por la defensa granate y por la importancia que a mi juicio seguía teniendo Capi para mantener la seguridad atrás.
Sin embargo, en estos dos últimos encuentros como locales (a pesar de que el gol de Osasuna B viene por una dejada de cabeza evitable) tanto Bruno como Portela han dado un paso adelante y concretamente ayer controlaron su parcela con solvencia y seguridad ante un equipo de los grandes del grupo como sin duda es la SD.Ponferradina.

A esta gran actuación defensiva global del equipo se une también otro hombre sobre el que mostré mis dudas a principios de temporada. Hablo de Miguel Loureiro. Desde los primeros partidos demostró que en la labor ofensiva desde su lateral podía aportar buenas cosas pero no me acababa de fiar de su tarea más importante, la defensiva. Pues bien, a medida que avanza la competición este hombre va creciendo con el equipo y además de demostrar una capacidad física importante cada vez va cumpliendo de forma aseada con su labor de retaguardia. Ojalá tanto él como los dos centrales citados sigan con esta progresión.

Y sería importante que esa progresión siguiera (sobre todo la de los centrales) pues partido a partido vamos descubriendo a un Jacobo Trigo más importante en la zona medular del campo.

Lleva ya varios partidos jugando ahí y si bien su presencia en esa ubicación resta algo de velocidad y precisión al equipo en el juego combinativo (aunque ayer movió bastante bien la pelota el vigués) lo cierto es que dota al conjunto de mucha presencia, fuerza física y saber estar. Además, está demostrando una llegada al área contraria sorprendente que le viene muy bien al equipo. 
No olvidemos que la jugada del segundo tanto frente al filial osasunista llega por un centro de Trigo desde el lateral derecho del área contraria y ayer apareció otra vez en ataque dos veces con mucho peligro. 
La primera en los primeros 45 minutos de juego disparando y obligando al portero rival a despejar el balón y la segunda minutos después del 1-0  para rematar con precisión a la red un buen centro.A pesar de estar habilitado su gol fue anulado por fuera de juego.

Como ya se ha dicho fue esa una primera parte muy espesa en la que junto a esa acción de Trigo el Pontevedra se acercó otras dos veces con posibilidades de gol a la meta contraria. En una de ellas Jacobo envió excesivamente cruzado un buen lanzamiento y en otra Alex González (que volvió a jugar por banda derecha hasta la salida de Añón al césped) ejecutó un disparo lejano que se fue por encima del larguero.  

Por parte berciana sólo Chavero daba indicios de querer hacer daño e incluso una jugada suya propició una falta en zona "caliente"que acarreó tarjeta amarilla para Portela que se lanzó sin consecuencias.

Pero he aquí que ese error que no terminó de aparecer en los primeros 45 minutos tardó sólo un minuto en producirse en la segunda.
En una jugada llevada por el Pontevedra en banda derecha un centro no muy prometedor es rematado por Mario Barco de cabeza y rechazado por el brazo de un central berciano que lo había extendido en posición poco natural.
El árbitro no lo dudó y Bonilla tampoco lo hizo a la hora de conectar un potente zurdazo que haría inútil la estirada de Dinu. 

Nada más iniciada la segunda parte nos habíamos puesto por delante y ahora quedaba cumplir con el resto del plan, seguir mostrándose serios y seguros para acabar por rematar el encuentro.

Y la verdad es que el Pontevedra lo hizo muy bien. A partir del gol cada falta a nuestro favor, cada saque de banda o de portería era hábilmente utilizado para ralentizar el ritmo del partido y hacer pensar a un rival cada vez con más prisas.

Es cierto que en esa fase del choque emergió otra vez Chavero para protagonizar varias conducciones verticales plenas de calidad y peligro creando los únicos desequilibrios en la acertada estructura defensiva granate. Pero esta situación también fue controlada felizmente por el Pontevedra que acabó por aburrir al hábil centrocampista berciano que fue de lo mejor que ayer enseñó el cuadro dirigido por Pedro Munitis.

Además de sostener sin demasiados apuros a su rival, el Pontevedra se estiraba con peligro en las contras y pudo encontrar la sentencia en esa jugada de Trigo que fue anulada cuando su posición parecía estar en línea con el penúltimo defensor visitante, Con el paso de los minutos, Luisito gestionó bien las sustituciones sacando del campo a Jacobo que ayer estuvo bien y a Mouriño cuando sus fuerzas empezaban a escasear por Añón y Alex Fernández. Este último sacó a relucir su oficio provocando algunas faltas en medio campo que desesperaban al rival y daban preciado oxígeno a los nuestros.
Poco antes del 2-0 llegó una jugada de Menudo por la derecha cuyo centro fue rematado a gol por un compañero. La jugada fue anulada por indicar el árbitro que la pelota había salido por línea de fondo. Tan cierto es que no se había producido tal circunstancia como que Edu Sousa se desentendió de la jugada una vez sonó el pitido del colegiado por lo que hablar de gol anulado resulta un tanto excesivo. 

Y llegó finalmente ese 2-0. Y lo hizo tras un remate de cabeza (otro más) de Barco al saque de una falta. Ayer el jugador propiedad del CD. Lugo volvió a dejarse la piel con la defensa visitante (defensa bien poblada pues casi todo el partido la Deportiva jugó con tres centrales). Peleó, luchó y encontró el premio a esa dedicación con ese segundo gol que cerraba el encuentro y que ponía el broche de oro a otra gran actuación del jugador riojano.  

En el 88 y medio llegaba la única vez en la que Edu tuvo que intervenir al "sacar" a corner un lanzamiento flojo de un rival que se envenenó tras rozar en un defensor granate. 
Esta ausencia de trabajo del Edu pone bien de manifiesto el gran partido defensivo de todo el conjunto granate que pudo todavía hacer el tercero si Añón no hubiese mandado por encima del larguero una pelota enviada magistralmente otra vez por Mario Barco.

Y llegaba el final del partido y con ese final la gran ovación con la que la afición granate agradecía el esfuerzo de sus jugadores sobre el terreno de juego.

El Pontevedra CF había sido capaz en primera instancia de mostrarse sobrio y no decaer en el cerrado partido del primer tiempo.Luego supo aprovechar el error rival para ponerse en ventaja y finalmente completar su trabajo con la seriedad suficiente y necesaria para no complicarse la vida e incluso sentenciar el choque con una segunda diana.

No se trata ya de vencer en los siete partidos jugados como local sino de ofrecer las sensaciones tan positivas que ayer enseñó el equipo ante una escuadra llamada a ocupar puestos de play off al terminar la temporada.

No puedo sino estar de acuerdo con las llamadas a la calma y a la humildad que ya se han producido tras el partido de ayer. Llevamos 13 partidos y queda mucho camino por recorrer además de muchas trampas y peligros que la competición nos pondrá por delante.

Pero siendo cierto todo lo anterior, también lo es que la imagen ha vuelto a ser satisfactoria con la dificultad añadida de exponerla ante un rival cualificado al que quizá le falte un delantero de referencia pero que es sin duda alguna un gran equipo.  

Es tiempo para tener los pies en el suelo pero para soñar un poco (sólo un poquito) ya que después de un lustro insufrible en el que todo parecía venirse abajo parece que la luz se hace lentamente y nuestro Pontevedra CF va recuperando trozos de ese prestigio que se fue dilapidando descarnadamente por diferentes despachos y campos de juego. 
  


   

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