lunes, 28 de noviembre de 2016

BARCO A LA VISTA!!!

Confieso que cuando Cubas rebañó esa pelota desde el suelo aprovechándose de la irritante pasividad defensiva granate para hacer el 2-1 vi el partido perdido.
La fragilidad colectiva a la hora de defender había marcado de nuevo el encuentro para el Pontevedra CF y no confiaba en que en los veinte minutos restantes pudiera arreglarse el desaguisado.
Por ello, cuando Mario Barco enganchó de manera precisa y fulminante ese balón enviado desde la banda izquierda celebré el tanto con especial intensidad pues la desesperante realidad de una nueva derrota foránea parecía difuminarse.

Antes de esos dos goles en cinco minutos, el partido había comenzado con otra novedad en la variedad de esquemas de juego que Luisito suele presentar a lo largo de una temporada. El Pontevedra apareció en Coruxo con defensa de cuatro, tres centrocampistas (Presa en el medio, Alex Fernández algo volcado a la izquierda y Abel a la derecha) y tres hombres más adelantados intentando permutar sus posiciones pero situándose cuando no se tenía el balón con Añón en el centro del ataque,Barco más la izquierda y Mateu a la derecha.

Así las cosas, el Coruxo empezó el partido mejor y castigó a los granates sobre todo por la banda izquierda desde la que Pibe actuando a pié cambiado sembraba el peligro para la portería de Edu. 

Así llegaron las dos mejores ocasiones de gol de los vigueses.   
Control del ex granate desde la derecha y centros diabólicos al segundo palo para ganar la espalda de Miguel. En las dos ocasiones (la segunda anulada por un fuera de juego inexistente) la pelota no entró en la meta pontevedresa de auténtico milagro.
Por su parte, el Pontevedra no lograba encontrar su sitio ni hilvanar dos pases seguidos en la zona ancha que pudieran permitir la llegada con peligro de nuestros jugadores. 
Sin embargo, poco antes de la media hora, por fin se lograba elaborar una acción de mérito y Barco recibía un buen balón en profundidad para rematar en buena posición una pelota que se fue fuera por muy poco.
Pareció despertar el Pontevedra con esa acción y poco después una dejada preciosa de Barco de primeras a Añón deja solo a este delante del portero y con calma el ex del Somozas le bate con calidad para hacer el 0-1.

Con esa ventaja en el marcador el Pontevedra decidió adoptar un cambio en el sistema y pasó a as situarse con un rombo en medio campo siendo Añón el enganche con los puntas y Presa el sostén de dicho dibujo.
Pero ni ese cambio ni  el gol a favor dotaron al equipo de la consistencia suficiente para controlar el partido con o sin la pelota y la sensación de inquietud siguió rondando el área granate hasta que en el 44 la enésima superioridad del rival en banda derecha acabó con un pase en profundidad a Yosu que casi en línea de fondo manda un esférico que sorprende a un Edu que había dejado inexplicablemente libre su primer palo.
Ese gol impedía al Pontevedra marcharse al descanso arriba en el marcador y dotaba de confianza a un Coruxo que veía equilibrada la balanza en un momento clave del partido.

No salió mal el Pontevedra tras el descanso y prueba de ello fueron las dos buenas ocasiones de las que se dispuso para volver a cobrar ventaja. En una de ellas Barco conectó un derechazo desde dentro del área mandando el cuero por encima del larguero y en otra tras varios rechaces Alex Fernández envió un balón con muy mala intención que golpeó en la pierna de Campillo cuando llevaba clara dirección a gol.
Lusito también reaccionaba desde el banco y sacaba del campo a un desafortunado y desubicado Abel por Alex González.
De esa forma, el Pontevedra seguiría en ese 4-4-2 pero de forma más racional. A Presa se le unía en medio campo Alex Fernández, el otro Alex se movería por la izquierda y Añón pasaba a banda derecha.
Fueron minutos, los siguientes a ese cambio y a las dos ocasiones citadas, en los que el Pontevedra no lograba volver a llegar con peligro pero tampoco sufría casi nada en defensa.
Pero con el paso de la segunda mitad, el Coruxo pareció volver a coger brío y comerle terreno a los granates haciendo que el campo se inclinase un poco más hacia el área de Edu.
En esos instantes llegó una eléctrica jugada de Cubas que dejó a Trigo con un palmo de narices y casi sin ángulo envió una pelota al larguero.

Luisito se dio cuenta de que el Pontevedra perdía fuelle y a mi juicio con acierto decide reforzar la zona ancha con Mouriño a costa de Mateu pero precísamente en la siguiente jugada llegaría el 2-1.
Es una jugada dificilmente explicable. Primero por la facilidad de Cubas a la hora de coger la espalda a la defensa aprovechando un balón profundo de un compañero apenas marcado. Pero después tampoco es fácil explicar la tardanza de los tres defensas que rodeaban al ex granate una vez este fue al suelo por la entrada de Loureiro. Los jugadores pontevedreses se quedaron parados esperando la señalización de la falta al borde del área y se limitaron a observar como desde el suelo el pequeño delantero verde se revolvía para marcar el gol casi a puerta vacía.

Son errores de difícil digestión y que suelen costar puntos. Si el Sábado no fue así obedeció al golazo ya mencionado de Barco que convirtió un balón aceptable en maravilloso al conectar un zurdazo que hizo inútil la estirada del portero rival. Un minuto antes Capi, también había podido igualar pero su lanzamiento desde el corazón del área se marchó por encima del larguero.

Ese gol rescató al Pontevedra del hoyo en el que había vuelto a introducirse y en el que hubo riesgo de volver a caer tras la rigurosa expulsión por doble amarilla de Capi a falta de diez minutos para el final. Por suerte, un minuto después Alex González en una acción de pillo conseguía "sacarle" la segunda amarilla a Pibe y ambos equipos volvieron a jugar con los mismos peones sobre el césped.
Bruno salió al campo nada más verse expulsado Capi en sustitución de Añon y la verdad es que diez para diez el Pontevedra se sintió  mejor y apretó más al Coruxo en busca de un hipotético tercer tanto que proporcionara la victoria.
Se forzaron un par de faltas laterales y otros tantos corners pero la defensa local supo rechazar el peligro que indudablemente el Pontevedra atesora en el juego aéreo.

Al final este reparto de puntos deja sensaciones contradictorias.
Una vez puestos en ventaja en el marcador cuando el Coruxo empata a un gol esa sensación es de cabreo y cierta preocupación por la inconsistencia mostrada en defensa. Esos sentimientos se agudizaron, como es lógico, al recibir ese segundo gol que parecía condenarnos a la derrota de tal forma que cuando Barco oteó tierra y marcó el golazo del empate ese punto ya se veía de otra manera.  

El empate mantiene las distancias con la Ponferradina que volvió a demostrar ante el Lealtad sus problemas para hacer gol aunque acerca a un lanzado y sorprendente Valladolid B que se coloca a dos puntos.

El Domingo viene el Boiro. Lo hará golpeado por la goleada sufrida en Barraña ante el Celta B y con la tradicional motivación con la que suele visitar nuestra ciudad.
Más nos valdría tratar de recuperar la sobriedad defensiva que el equipo exhibía hasta el partido disputado en León. 
Tenemos gol y eso es indudable pero no siempre podrán remontarse resultados adversos y menos si estos son por más de un tanto.
Urge pues recuperar esa seriedad que provocaba que tras la Cultural fuéramos el segundo equipo menos goleado antes de jugar contra ellos y el Domingo es una buena prueba de toque para comprobar si  se han hecho progresos en ese sentido.


  
     

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