lunes, 26 de septiembre de 2016

De un receptor de melones, una hierba impresentable y un culpable retroactivo

Faltan pocos días ,muy pocos, para que la selección española de fútbol sub 21 se juegue gran parte de su futuro en la eurocopa de la categoría.

Lo hará aquí, en Pontevedra. 

Con toda la parafernalia del mundo el otrora presidente en la sombra del club y la actual máxima dirigente del Consejo de Administración presentaron el España- Estonia a bombo y platillo con el seleccionador sub 19 y segundo de la sub 21 Luis De la Fuente en representación del combinado español. 
Entre anuncios de "precios populares" que harían sonrojarse a cualquiera que tuviera un mínimo de sentido común y zarandajas varias el ex futbolista del Athletic Club y Sevilla, entre otros, reconocía que habría que mejorar mucho el estado del césped para que la selección pudiese evolucionar de la mejor manera posible en nuestro estadio de Pasarón.

Después de ver ayer las condiciones de dicho césped se puede asegurar que no es que vayan a tener que trabajar mucho aquellos a los que se haya encargado dicha tarea sino que tendrán que recurrir a esas vírgenes a las que tanto gusta citar e incluso peticionar la Ministra de Trabajo cada vez que suben las cifras del paro.
De verguenza ajena para arriba es como se puede describir el estado de la hierba por lo menos a día de ayer.Y más allá de los problemas que pueda encontrarse la mencionada selección española de fútbol (que nos importa pero menos) lo que realmente preocupan son las consecuencias que para el Pontevedra CF pueda tener este desastroso terreno de juego que sobre todo en las bandas ofrece una panorámica desoladora e impropia de un club como el nuestro.

Ya sea por el lamentable césped o por la extraña alineación que comenzó el encuentro lo cierto es que Pontevedra e Izarra disputaron una primera mitad no horrible sino lo siguiente y provocaron el bostezo generalizado de los allí presentes e incluso el plácido sueño de un pequeño aficionado de Tribuna cuya ilusión por ver algo divertido duró los veinticinco minutos que tardó en dormirse profundamente entre los comprensivos brazos de su abuelo.

Es cierto que el partido comenzó cerrado y soporífero y siguió por esos derroteros sobre todo por la actitud (legítima, por supuesto) de un rival ultradefensivo que apenas se preocupó de sobrepasar el medio campo y que lo fió todo al paso del tiempo y a una pérdida de compostura del Pontevedra. Pero también es verdad que el mediocampo exhibido  ayer por los granates contribuyó en gran medida a cloroformizar de manera exasperante el juego sobre todo a lo largo de la primera parte.

Y es que la sorpresa fue bastante grande al comprobar que uno de los hasta ahora fijos ni evolucionaba con los titulares en el calentamiento previo al choque ni se hallaba entre los componentes del banquillo. El ausente, Alex Fernández, había realizado un notable partido hace quince días contra el Palencia en casa y supongo que debemos concluir que su salida de la convocatoria obedece a su actuación en Barreiro la pasada semana.

Si es así ( alineó ese mediocampo por "motivos tácticos" según palabras de Luisito tras el partido) hemos encontrado una semana más tarde a otro culpable de la derrota en Vigo a pesar de que todos creíamos que sólo había habido uno que había tenido la responsabilidad en aquella dolorosa derrota.

Sea como fuere, bastante graves tienen que ser las desavenencias del técnico con uno de sus aparentes "pretorianos" para no contar en la convocatoria con un jugador como este cuya ausencia notó el Pontevedra en bastantes momentos del partido.

Y es que si colocamos como "timón" del equipo a Kevin Presa y a Jacobo Trigo lo normal es que pase lo que sucedió ayer, es decir, nula capacidad circulatoria (agravada por el mal partido en ese sentido jugado ayer por el de Puenteareas) y abuso del balón largo que era fácilmente contrarrestado por un Izarra que era precisamente eso lo que quería.

En pocas ocasiones se encontraron las bandas, donde Jacobo se ahogaba en la izquierda y Añón se desencajaba por el esfuerzo en la derecha sin conseguir fruto alguno. Sólo una vez en los primeros minutos se llegó bien por la derecha y Loureiro conectó un buen centro que Barco remató con potencia de cabeza mandando el balón por encima del larguero.

En Barco es bueno detenerse en este instante del relato. Es este un jugador potente por arriba, hábil con los pies, buen protegedor del balón, en definitiva, un nueve como hacía tiempo que no se veía por estos lares. Pero es que además ayer se le pudo descubrir otra virtud en su juego, la de recepcionista de melones o bien la de convertir este sabroso fruto en pelotas de balompié.

A excepción del centro mencionado de Loureiro y el de Alex González en la jugada del segundo gol que el ariete incluso mejoró con un giro de cabeza espectacular para mandar el balón al palo contrario, el resto de pelotas que recibió ayer fueron auténticos melones que en muchas ocasiones pudo convertir en balones rematando en posiciones harto complicadas para crear peligro sobre la portería contraria.
Fueron varias las ocasiones en que esos pases dirigidos hacia su persona (la mayoría por arriba) no le hicieron desistir y tratar de de mejorarlos con su remate consiguiéndolo casi siempre y volviendo a esperanzar a la parroquia granate con la cifra de goles (ya son cuatro a estas alturas) que puede llegar a conseguir. 

Volviendo al partido, el juego discurría con apatía y anodino a más no poder con un Pontevedra jugando a lo que menos controla que es abusando de esos pelotazos largos frontales que no daban resultado alguno.
Mouriño (titular ayer por detrás del punta en una especie de 4-2-3-1) no lograba engarzar con los medios y como ya se ha dicho Jacobo aparecía muy poco en aquellas zonas donde realmente hace daño con su pase y su disparo. Aún así, el de Bueu protagonizó una buena jugada con un túnel en tres cuartos de campo y un gran pase a la derecha que acabó en nada por causa de un mejorable centro. 

Pero he aquí que casi sobre la hora el Pontevedra encontró el gol de la única manera en que se suele encontrar en partidos tan cerrados como el de ayer, a balón parado y a trompicones. Corner desde la izquierda de la portería navarra, alguien que toca con el pié en el primer palo, otro que toca con la cabeza en el segundo, rebote en el poste y remache final de Portela que hacía el 1-0 para mandar el partido a los vestuarios.

Quien más quien menos (quizá más, viendo que el mejor delantero del rival saltaba al campo tras la reanudación) pensaba que el Izarra arriesgaría algo y trataría de jugar más en campo contrario y crear problemas a la zaga granate. Pero nada más lejos de la realidad. El juego plano, soso y carente por completo de profundidad de los navarros continuó en el tiempo y las escasas ocasiones en las que conseguían acercarse por lo menos a la zona de tres cuartos encontraban a un Capi sobresaliente e imperial que volvió a demostrar ayer que estando bien físicamente es el mejor central del equipo con diferencia (lo cual no tengo claro que sea una buena noticia para el Pontevedra).

Los granates, menos agobiados por el marcador, hilvanaron algo más de juego que en la primera parte pero sin sacar al partido de esa sensación de aburrimiento que lo caracterizó desde el principio hasta el final. Mouriño pudo marcar de cabeza antes de ser sustituido por Abel mediado el segundo tiempo y antes Barco también pudo "mojar" pero su remate algo flojo encontró al portero visitante. Más tarde entraría Alex Gonzalez por Jacobo y en ese momento pudimos asistir a otra de las novedades que dejó el encuentro.

El ex del Lealtad que hasta ahora no había enseñado gran cosa y sí dejado dudas sobre sus actuaciones, recibió un balón cruzado desde la derecha y penetró por banda izquierda para centrar sobre la línea de fondo al primer palo y encontrar la cabeza de Barco que tras gran movimiento dentro del área giró el cuello de manera magistral para hacer el segundo gol del partido que resultó muy parecido al segundo frente al Palencia.
Era la primera jugada de mérito en la que intervenía Alex desde que llegó y su partido pudo ser más redondo si no hubiese fallado la mejor ocasión del encuentro al rematar a bocajarro de cabeza un buen centro que encontró una gran intervención del portero navarro. El arquero logró despejar un balón que de haber sido rematado cruzado habría resultado inapelable.

También tuvo sus diez minutos Ferrer que sustituyó a un Barco que se fue ovacionado por la grada y cuya actuación fue lo más reseñable del un partido que no pasará ni mucho menos a la historia por su vistosidad pero que el Pontevedra controló con sobriedad incluso también en esos últimos minutos en los que lejos de observarse la "desconexión"  de los días del Mutilvera y Palencia logró mantener la cohesión hasta el pitido final. 

Tras la decepción tremenda de la semana pasada por la forma en la que se perdió en Vigo, se ha conseguido enlazar la tercera victoria en tres partidos en casa. Vuelvo a insistir en que ganar aquí resulta clave para tratar de estar cerquita de los equipos de arriba aunque nos cuadrupliquen o quintupliquen el presupuesto según las propias palabras de Luisito.

Han sido tres partidos en los que sólo se sufrió en el segundo tras la expulsión de Trigo y ahora el calendario nos trae otro partido seguido en casa contra un Racing de Ferrol ya mucho más recuperado tras lograr dos victorias seguidas y al parecer en franca ascensión clasificatoria.

Es otro partido especial. No es el Celta. Pero negar que existe cierta rivalidad entre departamentales y nosotros sería absurdo. El año pasado nos ganaron aquí en media hora y tuvimos que soportar los cánticos nada agradables, por cierto, de los aficionados "verdes" desplazados a Pontevedra. 

Son un gran equipo, eso está claro. Pero son ganables, por supuesto. Y sobre todo estaremos más cerca de ganar si salimos a competir intensos, concentrados desde el principio y conscientes del significado de los puntos. Si se compite, se lucha, se trata de aprovechar nuestras virtudes y se pone garra sobre el maltrecho césped un resultado adverso no sería más que eso. 

Ahora bien, si se sale abúlico, miedoso y pusilánime podría pasar lo de Barreiro o algo peor pues si pueden dejarnos tocados no dudarán en hacerlo.

Espero y deseo que podamos ver la mejor versión de nuestro Pontevedra CF.

Eso sí. Veremos a Alex Fernández o seguirán en vigor las "cuestiones tácticas" que le mandaron a la grada frente al Izarra?.               

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