martes, 19 de abril de 2016

Final descafeinado

Lleva el Pontevedra ya muchas jornadas pareciéndose bien poco al equipo seguro, alegre y decidido que encandiló a su parroquia a lo largo de casi toda la primera vuelta.
Existen circunstancias de peso, es cierto, que pueden explicar este evidente bajón no ya sólo en resultados sino también en consistencia y empaque sobre el terreno de juego.

Una de esas causas en mi opinión son las lesiones largas de jugadores clave para el equipo que en una plantilla pensada para otros menesteres se notan mucho más que en otras escuadras diseñadas para luchar desde el principio por objetivos más ambiciosos.

A este Pontevedra 2015/16 la enfermedad inesperada y muy delicada sufrida por Mouriño le propinó un golpe considerable para la fortaleza combinativa y creativa del equipo. El Mouriño de este año había conseguido una regularidad y una presencia en el césped superior a la exhibida en tercera división e incluso fue capaz de rendir muy bien en varias posiciones (segundo punta, banda izquierda, mediocampista ofensivo) posibilitando una polivalencia que fue bien aprovechada por el entrenador.

Que decir de la dichosa lesión de Alex producida el día que el Somozas visitaba Pasarón. Ya he comentado varias veces que este jugador se ha convertido sin duda en una de las más agradables sorpresas de la campaña pues lejos de desempeñar un papel de mero trabajo y esfuerzo en el centro del campo granate, el vigués ha desplegado en bastantes ocasiones una habilidad para mover la pelota con soltura e incluso llegar al área contraria que ha resultado muy importante para el equipo.
Estas dos bajas simultáneas mermaron considerablemente el medio campo pontevedrés sin olvidar las molestias sufridas en varios encuentros por Kevin en uno de sus tobillos que a pesar de no impedirle estar casi siempre disponible si menguaron en ocasiones ese despliegue físico tan conmovedor y eficaz para sus compañeros.

Podemos sumar a todo esto los numerosos problemas físicos de un Capi cuya experiencia, juego aéreo y seguridad atrás resulta insustituible en esta plantilla, la casi desapercibida temporada que ha pasado Carnero entre un inicio tortuoso de tarjetas y esta lesión extraña que tanto tiempo le tiene apartado de los terrenos de juego y los también problemas musculares que ha sufrido Jacobo en una fase de la temporada en la que estaba resultando muy destacada su aportación.

Todo esto es cierto pero no debemos ni podemos buscar sólo en las bajas este descenso de rendimiento de una plantilla que ha cumplido hace tiempo y sin titubeos el objetivo marcado por el Consejo de Administración para este curso futbolístico.

Precísamente este hecho, haber logrado la salvación con tanta contundencia y margen clasificatorio, es posible que haya provocado de manera inconsciente un descenso en el diapasón de la competitividad de este Pontevedra que necesita para rendir al máximo estar con las "orejas tiesas" durante los 90 minutos de todos los partidos. 
O quizá también haya podido influir que al verse tan arriba y con los deberes hechos tan pronto el equipo se haya visto invadido por cierto vértigo (quizá hasta de manera comprensible) y la posibilidad de jugar el play off de ascenso (posibilidad sin duda este año alucinante por la modestia de nuestras aspiraciones pero que en mi opinión ha hecho surgir en su momento las primeras tensiones entre técnico y Consejo) haya terminado por hacer zozobrar al grupo. 

Pero al margen de todas estas circunstancias (que seguro habrán influido cada una de ellas en mayor o menor medida en la actual situación del Pontevedra sin olvidar tampoco que la gran mayoría de esos jugadores compitieron la campaña anterior nada menos que hasta el 29 de Junio) también es pertinente señalar que el mercado de invierno no trajo a los "almacenes" granates la pieza que posiblemente se necesitaba.
No se trata de señalar a Bello y a Hugo de cuya calidad no se duda. De hecho, el primero protagonizó varios encuentros muy buenos nada más llegar aunque ahora su figura se haya opacado un tanto y Hugo disputó hace dos días frente al Celta B posiblemente el mejor partido desde que llegó.

Mas resulta indudable que lo que el Pontevedra necesitaba desde principios de temporada era gol y aunque eso, el gol, es lo más difícil de fichar el club no ha tenido la oportunidad de equivocarse en el punta elegido pues los dos jugadores jerezanos no tienen ese perfil de "9" que el equipo requería.

Comento todas estas cuestiones porque en el encuentro jugado frente al filial céltico han podido entreverse muchos de estos elementos que por desgracia han contribuido a echar un poco de agua (no demasiada, eso sí) al sabroso caldo que nos estábamos comiendo hasta finales del mes de Enero.

Que la tensión defensiva (y cuando hablo de defensiva me refiero a todo el equipo) no es la misma que al principio vuelve a ponerse de manifiesto en la facilidad con la que el Celta llegó a nuestro área en los primeros minutos. A eso contribuyó (a mi juicio de manera decisiva) el agujero descomunal de nuestra banda derecha sin que todavía pueda entender el porqué de tal circunstancia teniendo alternativas en el equipo. Una vía de agua no se detiene en la habitación en que se genera sino que acaba por encharcar otras estancias de la casa minando la estabilidad y seguridad del conjunto.
Es cierto que el primer gol viene de un rechace muy afortunado y el segundo de un remate prodigioso pero que el Celta llegó fácil los primeros veinte minutos es algo que resulta difícilmente discutible.

Pero a pesar de no mostrarse como un equipo férreo en defensa sí es cierto que el Pontevedra (en gran parte beneficiado por la falta de contundencia de la defensa celeste que tampoco se mostró demasiado expeditiva) logró por momentos dar cierto brillo a su juego en ataque pero todos sus intentos se vieron truncados por la negación ante el gol y el fallo de ocasiones que no se pueden perdonar en su totalidad.
Las dos que tuvieron casi seguidas, ya con 1-2, Borjas y Kevin fueron tan claras que volvieron a poner de manifiesto que el Pontevedra carece de esa capacidad anotadora imprescindible para soñar con otras cosas.
Es curioso lo de Borjas pues creo que pocos aficionados granates podrán discutirle su capacidad de trabajo, sus desmarques constantes, su presión y su compromiso con la causa pero lo cierto es que en la segunda vuelta ( salvo un par de penaltis) ha estado desafortunadisimo y extremadamente sólo en la suerte máxima de la conversión en gol de las ocasiones.

También las bajas siguen sin perder protagonismo ( las bajas obligadas, digo) y Capi y Carnero siguen sin estar y Mouriño está  (y se nota por momentos) pero sólo hasta que su físico se lo permite. 

No mereció perder el Pontevedra frente al Celta B e incluso tampoco sería descabellado opinar que pudo incluso ganar pero sus dudas iniciales atrás y su inveterada falta de puntería impidieron que el equipo se marchara del terreno de juego con más puntos en su haber.

Lo peor de todo es que faltan todavía cuatro partidos para el final de temporada y la señales que envía el equipo no son las mejores. 
En absoluto debe hacerse un drama por entrar o dejar de entrar en una Copa que luego ya sabemos puede provocarnos emociones fuertes o un agujero en el presupuesto pero más que por participar en esa competición tan penosamente diseñada, mantener el tipo en este póker de encuentros sería conveniente para no velar una temporada que en su primera mitad ha sido tan meritoria. No sería bonito seguir acumulando resultados negativos y verse al final de temporada en la zona media baja de la tabla y muy lejos de las sensaciones que el Pontevedra nos ha proporcionado durante un buen tramo de la Liga.

A día de hoy no está renovado el entrenador y las declaraciones de ambas partes (Consejo y sobre todo técnico) dejan translucir que en las negociaciones se hablará de muchas cosas.
Sólo dos jugadores de la plantilla tienen contrato en vigor para el año que viene (así ha venido publicado reciéntemente en prensa) y uno de ellos es Tomás cuya presencia en el equipo es casi testimonial.
Con todas estas cuestiones capitales en el alero, este final de Liga descafeinado parece perder actualidad e importancia dada la trascendencia de las decisiones que en no demasiado tiempo se tomarán en la casa granate ( objetivos para la 16/17, entrenador, componentes de la plantilla con los que se cuenta para seguir...) pero a pesar de todo ello insisto en que lo más recomendable sería no perderle definitivamente la cara a la competición y acabar con buenos resultados que despidan con un sabor agradable la campaña del retorno a nuestra "querida" segunda división B.

     

       
  


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