lunes, 1 de febrero de 2016

Puntos que se van para no volver

Hace apenas dos semanas el Pontevedra CF no era capaz de pasar del empate sin goles en Pasarón ante el Cacereño. Había sido un partido espeso, gris y trabado en el que los granates no lograron imponerse casi en ningún momento al rival y al término del encuentro casi todo el mundo estuvo de acuerdo en afirmar que no había sido un buen día para el equipo y el empate no produjo más sensación que la lógica decepción por el resultado.

Si realizamos ese mismo "análisis de sensaciones" tras el partido disputado ayer frente al Lealtad, a esa nueva decepción por no lograr la victoria se le une sin duda alguna un enorme componente de amargura y desazón por haber dejado escapar dos puntos de oro en un encuentro que el Pontevedra no ganó por sus propios errores tanto en ataque en el primer tiempo como en defensa en el segundo.

Porque en esa primera mitad el Pontevedra Cf perdonó lo que no está en los escritos y dejó vivo un partido que debía haber quedado resuelto en la media parte. 
En ese primer tiempo los granates rompieron la defensa asturiana en innumerables ocasiones con un Jacobo espectacular que encontró en el debutante en casa Bello un perfecto socio para su juego combinativo. Fue precísamente el debutante el que filtró un buen balón a la espalda de la defensa aprovechando un gran desmarque del centrocampista de Bueu. Este controló con calidad el balón y viendo la salida del portero rival le colocó de manera magistral la pelota por encima haciendo el 1-0 y poniendo el partido en franquicia para los locales. Ya antes de esta acción el Pontevedra había conseguido un gol gestado en banda izquierda que el árbitro decidió anular por fuera de juego discutible de Verdú pero es que tras el tanto que sí subió al marcador las ocasiones granates no pudieron ser más claras.
La primera llegó en un tres contra uno (sí, tres contra uno) en el que Bello decide ser egoísta y no ceder la bola a Borjas para que la empujase sin portero. El ex del UCAM eligió seguir con la pelota hacer un bonito recorte al único defensa que seguía la jugada y estrellar el balón contra el portero desaprovechando una jugada de gol sí o sí. Pero es que poco después, en otro contragolpe, el propio Bello sí coloca un pase medido al propio Borjas para dejarlo solo delante del guardameta pero el canario envió su lanzamiento al poste tras tocar levemente el tal Porrón que a pesar de su rimbombante apellido que a los cuarentones nos recuerda un conocido garito otrora existente en la ciudad demostró ser un pedazo de portero.

No quedó ahí la cosa pues no demasiados minutos después, Jacobo sacaba con picardía y calidad una falta con rapidez hacia Borjas que es derribado en el área produciéndose el señalamiento de penalti. El propio ariete granate decidió lanzarlo y marrarlo al adivinar otra vez Porrón el lugar por el que el "9" mandó un demasiado manso disparo.

Ya antes de esta pena máxima el Lealtad había gozado de una buena ocasión al lanzar fuera Beda un balón en una acción en la que Campillo inexplicablemente le dejó el camino libre. E incluso en la última jugada del primer tiempo los de Villaviciosa también pudieron empatar en una jugada preñada de fallos que finalmente terminó en corner.

Una primera parte pues de 3-0 terminaba con un resultado mínimo a favor y quien más quien menos pensaba que podríamos acordarnos y mucho de las acciones clarísimas de gol que se habían desperdiciado lastimosamente.

Pero lo que poca gente esperaba ( o por lo menos yo desde luego no) es que el Pontevedra ofreciera el desbarajuste defensivo que se pudo contemplar tras el descanso.

Desde el minuto uno del segundo tiempo el Lealtad convirtió las dos bandas en autopistas para crear superioridades y peligro constante sobre el marco de Edu y ya antes del empate habían dispuesto los visitantes de tres ocasiones buenas para haber igualado el partido.
En dos de esas ocasiones Edu respondió bien y en la tercera un defensa granate apareció milagrosamente para enviar a corner un balón de gol que un delantero rival tardó demasiado en rematar.

Fueron minutos, esos anteriores al empate, que se veía que la cosa no marchaba. Miguel Loureiro (que ocupó el lateral derecho por la lesión de Adrián) había aguantado el tipo atrás en la primera parte pero en la segunda se veía desbordado continuamente por su flanco. En el lateral izquierdo Verdú tenía cada vez más problemas con un hombre de refresco introducido por los visitantes (Alex) y el empate se estaba viniendo venir como una circunstancia lógica de lo que estaba pasando sin que nadie en el Pontevedra acertara a corregir errores cuando aún había tiempo.

Con esas "autopistas" en las bandas y una distancia entre líneas mucho más grande de lo aconsejable el Pontevedra no fue capaz de reaccionar y vio como en una acción a balón parado llegaba el tal temido empate a un gol.
En alguna ocasión con el marcador a favor nos hemos refugiado para buscar más cohesión y ayudas defensivas en un trivote (Kevin, Alex, Pedro  por ejemplo) pero ayer el técnico no vio necesario introducir cambios antes del empate y los que realizó después no provocaron más que otro tiro en el ya maltrecho pié del conjunto granate.

Ese primer cambio (Campillo por Pedro) podría entenderse en el caso del sustituido por los problemas físicos del central vigués aunque minutos antes de ese cambio Bruno incluso dejó de calentar en la banda y corrió al banquillo para salir al campo y una última pregunta de Luisito a Campillo fue contestada con rotundidad por éste: "Estoy bien, aseveró el central y por ello Bruno volvió a la banda.
Entendamos pues que las molestias muy pocos minutos después fueron a más pero lo que no es tan fácil de explicar es que intentaba el mister con la entrada de Pedro al terreno de juego una vez empatado el partido. Kevin pasó al centro de la defensa y si ya el Pontevedra estaba teniendo problemas para tener la pelota, con la entrada de Pedro ni se mejoró en esa faceta ni se taponaron las vías de agua en los laterales que siguieron vertiendo agua de manera escandalosa hasta el final.

Pero si un poco raro resultó el primer cambio, el segundo (en opinión siempre de este profano futbolístico bloguero) no fue menos sorprendente. Entraba Carnero en el césped pero lo hacía en sustitución del mejor jugador del Pontevedra ayer a bastante distancia del segundo, Jacobo. "Está cansado hombre" me decía un vecino de grada de tribuna. "Puede ser -contesté yo- pero prefiero a un jugador cansado que crea peligro en tres cuartos cada vez que coge el balón que a otro fresquito y que no tenga clara la naturaleza esférica de la pelota".

El caso es que la segunda parte fue discurriendo con un Pontevedra agarrotado por la situación y un Lealtad cicatero que no se decidía a lanzarse a por el partido con decisión. Luisito decidió agotar los cambios metiendo a Anxo por Jandrín y el Pontevedra pudo volver a ponerse por delante en un buen remate de Borjas respondido en gran intervención una vez más por el arquero asturiano. En esa jugada, el rechace del meta lo recibió Anxo que pudo parar, controlar e incluso penetrar en área pequeña pero decidió pegarle de primeras mandando el cuero al segundo anfiteatro de norte.

Y en estas que el Lealtad a falta de doce minutos decidió coger otra vez la autopista, esta vez la de la izquierda defensiva granate. Balón enviado a esa banda "defendido" a distancia por Verdú y sin que Anxo colaborase en la causa y centro fácil para que Beda con clase pusiera el 1-2 y asestara un mazazo de consideración a la línea de flotación pontevedresa.

Claro que esa Virgen  que se le apareció al Lealtad en la primera parte decidió aparecerse por una vez al Pontevedra y nada más sacar de centro un balón cedido por Borjas a Bello es rematado por este (creo que con la colaboración de un defensa) al fondo de las mallas.

"El mal el menos" pensaba este atribulado articulista que ya había imaginado el pesaroso retorno a casa con la derrota en la mochila.

Pero el partido era un carrusel sin control y el Pontevedra pudo incluso ganarlo poco después tras marcharse Borjas en emocionante carrera de un par de defensas asturianos y rematar a puerta encontrándose otra vez con ese dichoso poste que escupió la pelota fuera del marco.

Pero también se pudo perder. Jugábamos ya con 10 tras haber visto Pablo la segunda amarilla por intentar poner un poco de orden en la autopista regentada por Verdú y en una jugada confusa el balón se le escapa a Edu y acaba entrando en la meta granate por un jugador visitante que al parecer estaba instantes antes en fuera de juego.    
       
Con el pitido final (y eso sí, con un Pontevedra buscando la victoria aún a pesar de la inferioridad numérica) no pude evitar sentir el primer disgusto serio de la temporada. Se había dejado escapar un partido que nunca debió marcharse y estos dos puntos de oro no volverán jamás.

Siendo excesivo lo que se perdonó en el primer tiempo, lo peor en mi opinión fue la fragilidad defensiva exhibida en el segundo tiempo solo comparable a la de la segunda parte frente al Izarra que encaramos con 3-1 en el marcador.

Se pueden marrar ocasiones tan claras como las de ayer, fallar penaltis, estar más espesos en el juego pero lo que no debe perderse nunca es esa imagen de equipo serio, cohesionado y en bloque que en la segunda parte de ayer no vimos por ninguna parte.
A veces resulta mas recomendable leer bien un partido y tomar medidas a tiempo antes de lanzar broncas tribuneras a diestro y siniestro a los jugadores nada más cometer errores que lo único que contribuyen es a aumentar el desconcierto o el nerviosismo y que además resultan injustas pues no hay nadie que pueda echarle esas broncas "in situ" al entrenador.

Pero para acabar con algo de positividad este artículo me gustaría quedarme con el irrefutable hecho de que contamos ya con 39 puntos y que a falta de 15 partidos para el final nos restan sólo dos victorias para conseguir la permanencia.
Me quedo también con el hecho de que a pesar de haber sumado tan solo dos de los últimos nueve puntos en juego seguimos ocupando la cuarta plaza en la tabla y de lograr rápido la salvación no parece que dicho lugar en la clasificación resulte inaccesible para el Pontevedra habiendo visto al resto de los rivales que luchan por ella.

Por último, la primera opinión sobre Antonio Bello es positiva. Es cierto que se mostró individualista en una acción en la que debió ceder la pelota a Borjas pero el pase del primer tanto fue suyo, otro precioso pase suyo dejó solo a Borjas ante el portero y el segundo tanto llevó su sello. Me pareció un jugador con una calidad técnica apreciable; jugó por la izquierda a pierna cambiada casi todo el choque pero le gusta venirse al centro para combinar y dotar al balón de una buena circulación.
Es una primera impresión, evidentemente, pero parece que su incorporación al equipo puede resultar importante.

También se ha fichado a Hugo Rodríguez que llega del Cádiz. Llega con buenas credenciales e ilusiona pero también es media punta,
Quizá tengamos algo de overbooking en esas posiciones por detrás de Borjas ( los dos nuevos, Jacobo, Mouriño, Jandrín..) pero si Hugo expone sobre el césped la calidad mostrada por Bello el equipo lo agradecerá pues mientras nadie diga lo contrario los buenos jugadores siempre serán bienvenidos a la vera del rió Lérez.      

          

No hay comentarios:

Publicar un comentario