martes, 19 de enero de 2016

Sin ritmo no hay paraíso

Se mueve el Pontevedra CF de manera inesperada en océanos clasificatorios muy alejados de los tempestuosos mares por los que todos creíamos que el equipo tendría que navegar.

Son esas aguas (las de la parte de abajo de la tabla) tormentosas y turbulentas. Amenazan constantemente con el hundimiento de toda nave no avezada en esos menesteres y acaban por desquiciar no sólo al capitán del barco sino también a la tripulación, al armador y a todo aquel que tenga algo que ver con la baqueteada embarcación.

Pero como decíamos antes no son esas aguas las que surca desde el mes de Octubre el conjunto granate. 
Pasó, eso sí, en las primeras jornadas de Liga por una de esas tormentas de verano implacables en su fuerza e intensidad pero el barco dirigido por Luisito supo capear con tranquilidad y sigilo esa inclemencia metereológica y fue capaz de emerger de entre aquellas olas de considerable altura hasta alcanzar otros mares no sólo más tranquilos y calmos sino también mucho más agradables a la vista.

Ahora bien, cualquier masa de agua por apacible que parezca tiene su peligro y este aparente océano dormido y agradable por el que el Pontevedra dirige su singladura no iba a ser una excepción. 
Si meterse abajo en la clasificación provoca una enorme dificultad que va creciendo a medida que avanza la competición para sortear esas tempestades citadas al principio, colocarse arriba en puestos de play off también conlleva un "peaje marino" en forma de resacas traicioneras que a poco que la nave o el bañista se confíen son capaces de arrastrarlos mar adentro de manera súbita y sin que el afectado se dé cuenta haciendo que la situación se torne preocupante,

No es fácil llegar a esos puestos de promoción de ascenso y más difícil resulta todavía mantenerse en ellos jornada tras jornada resistiendo los embates de aquellos rivales que ambicionan colocarse en esos lugares de privilegio o de aquellos que buscan escapar por todos los medios de la parte más baja de la tabla.
Algunos opinan que un equipo como el nuestro cuyo objetivo primordial para esta campaña era la permanencia puede gestionar muy bien el verse arriba al no contar con el lastre de la obligación clasificatoria con la  que si cargan otras escuadras. 
Puede ser cierto pero lo que tampoco arroja dudas es que cuando tienes un grupo de jugadores que están sobrepasando con creces las estimaciones y el rendimiento que en torno al equipo se esperaban en Agosto, la única vía para seguir tan alto es que ese rendimiento, esa intensidad y esa concentración que se está mostrando no decaiga ni un ápice pues de hacerlo es muy posible que los resultados puedan a empezar a cambiar.

El Domingo pasado el Pontevedra CF disputó posiblemente el peor encuentro como local en lo que va de competición de Liga. 
Afrontaba el conjunto granate el compromiso con las consabidas bajas de Alex y Mouriño que cada jornada que pasa y como es natural se van notando más en la dinámica del equipo.

En la alineación nos encontrábamos además la desagradable noticia de la baja por causa de sus molestias de un Campillo últimamente sensacional que debía dejar su puesto a Pablo.

Tambíen comprobamos en el calentamiento como Carnero ocuparía plaza en el banquillo y Pedro García saldría como titular.
De esta forma, el Pontevedra decidió alinear a Kevin Presa por delante de la defensa con la compañía de Queijeiro mientras Pedro ocupaba una posición más adelantada formando otra línea con Jandrín y Jacobo escoltando en la punta a Borjas.

Y desde el principio la cosa ya pareció no ir demasiado bien. No por si jugaba este o aquel sino por la situación hasta ahora no vista en Pasarón de que la intensidad y el ritmo del equipo no parecía ser el mismo de siempre. Los balones divididos, los choques cuerpo a cuerpo, la batalla física por decirlo de alguna manera era vencida una y otra vez por los jugadores rivales que se impusieron con mucha claridad en los primeros treinta y cinco minutos de partido y consiguieron lanzar hasta tres veces en buenas posiciones sobre la portería de un Edu que respondió con sobriedad siempre y sobre todo en la última de esas tres acciones que conllevó mayor dificultad.

Fueron minutos en los que el Pontevedra se mostró nervioso, con continuas imprecisiones en la salida de la pelota incluso cuando la presión extremeña  no era excesiva y en la que se echó como nunca en falta el ímpetu y el arrojo de un Campillo que tan buena pareja hace con Capi que a la postre se erigió como el jugador de esa zaga que más se pareció a la versión buena de esta campaña.

Pero aún con esos errores atrás(Pablo estuvo especialmente impreciso en la primera parte y Adrían cuajó quizá uno de sus peores encuentros esta temporada) y en el medio campo donde Kevin no parecía Kevin (más después de lastimarse en un tobillo y quedar limitado para el resto del encuentro) y Queijeiro no aparecía casi nunca para tratar de hacerse con el rumbo, la mayor incomodidad para el Pontevedra consistió, a mi juicio, en la incapacidad para dotar de intensidad y ritmo a su fútbol y desarrollar esas transiciones vertiginosas que tantas veces hemos visto este año que vienen acompañadas generalmente con combinaciones rápidas y precisas en la zona donde más daño hacen al rival, en las inmediaciones de su área.

Lo que más ha sorprendido a este bloguero a lo largo de la presente temporada con respecto al juego del equipo en comparación al anterior curso es la capacidad de combinar con velocidad y acierto en campo rival una vez robado el balón por la incesante presión que el Pontevedra acostumbra a realizar en casa hasta poner el marcador a su favor.
En ese importante y diferencial aspecto del juego estaba siendo fundamental un Alex que parecía no haber venido para ello pero que en partidos en casa como el del Guijuelo, Izarra o Somozas (hasta que se rompió) se convirtió en canalizador de ese juego vertiginoso del Pontevedra que tantos réditos nos ha proporcionado.
Pero junto a la sorpresa de Alex no podemos olvidar que en esta plantilla la calidad técnica la atesroran sobre todo tres jugadores Mouriño, Jacobo y Carnero.
No quiero decir con ello que no tenga el Pontevedra otros muy buenos jugadores de medio campo para adelante. Sí, los tiene. Pero con otras características. Por ejemplo, Jandrín explosivo en su arrancada espectacular y velocidad o Borjas con su olfato goleador, trabajo de desmarque y desgaste incansable y también con rapidez; el equilibrio táctico y esfuerzo impagable de Kevin...

Pero si hablamos de capacidad técnica para combinar en las "zonas calientes" del campo y dar continuidad a ese trabajo inmenso de recuperación de otros compañeros atrás y en el medio sobresalen los tres nombres citados anteriormente más Alex.
   
Es por ello que contando con las ausencias de este último y de Mouriño he de confesar que me sorprendió en grado sumo la alineación de Pedro García (cuya honradez, potencia y trabajo resultan indudables) y no la de Pablo Carnero.

Precisemos.

El Pontevedra ha jugado muy bien sin Carnero sobre el césped. Al principio de temporada junto al doble mediocentro clásico Luisito alineó a Mouriño de segundo punta casi a la altura de Borjas y de esa forma, por ejemplo, se le dio un baño al Guijuelo a pesar de perder 0-1 aquel partido por circunstancias del juego.
También se ha jugado fenomenal con Borjas solo arriba y tres por el medio siendo también Mouriño el hombre que acompañaba aunque más adelantado a Kevin y Alex.

Pero es que el vigués cuenta con unas cualidades que de estar motivado le hacen muy importante en ese equipo. Tiene una capacidad combinativa indudable, posee último pase y un muy buen lanzamiento a puerta. Pero es que además su polivalencia le permite a lo largo de un partido alternarse con Jacobo y pasar a jugar algo más escorado a la izquierda sin perder demasiada efectividad y complicando la vida a los rivales.

Si en el campo tenemos a Mouriño y Jacobo la capacidad asociativa en tres cuartas partes del campo está practicamente asegurada y esas transiciones granates no naufragaran en medio campo inmediatamente después de robar sino que llegarán hasta el área contraria.

Ahora bien, si de salida ya no podemos contar ni con Mouriño ni Alex, dejar a Carnero en el banco provoca que Jacobo se encuentre muy solo en la faceta creativa del juego y más teniendo en cuenta que Queijeiro no acaba de arrancar del todo.

Pero esta circunstancia táctica no es que se la haya inventado este atribulado bloguero sino que la advirtió casi desde el principio el propio entrenador que a los veintitrés minutos de la primera parte ya tenía calentando en la banda al delantero que acabó saltando al césped al comienzo de la segunda parte.

Pero el fútbol no es ciencia exacta y el Pontevedra solo cambió su cara durante el primer cuarto de hora de la segunda parte. Es cierto que en los últimos diez de la primera se mejoró algo y se crearon un par de ocasiones de gol aprovechando el paso atrás dado por el Cacereño pero ese juego en oleadas con recuperación rápida y alta de balón sólo se vio, insisto, en los primeros quince minutos tras la reanudación.
En esa fase del partido el Pontevedra encontró tres veces cerca del área a Carnero que descargó bien dos veces desde el centro y otra desde la derecha. Verdú pareció animarse y desdoblar por banda izquierda como en otras ocasiones y Kevin pareció olvidar sus problemas físicos para apretar desde el medio y empezar el acordeón del Pontevedra.

Pero tras esos quince minutos en los que Jacobo obligó al portero a sacar una pelota a corner y se produjeron varios acercamientos peligrosos al área rival, el equipo volvió a difuminarse y a perder ese ritmo e intensidad que hasta ahora había mantenido en casa durante bastantes más minutos en casi todos los partidos.
El Cacereño ajustó sus líneas para adaptarse al 4-4-2 propuesto por Luisito y los "verdes" volvieron a a apaciguar al Pontevedra.
Sí es cierto que se controló mucho mejor el partido en defensa (quizá por la poca ambición demostrada por el rival tras el descanso) pero en la última media hora el Pontevedra se fue apagando hasta demostrar bastante impotencia para derribar el muro instalado por el contrincante.

Lo que no desaparecieron fueron los excesivos nervios exhibidos por algunos jugadores granates como Jacobo que vio una amarilla en una trifulca y pudo ver la segunda en una última jugada absurda en la que llegó a quitarse la camiseta. Tampoco Borjas estuvo muy fino en otra jugada sin peligro en la que realizó una desmedida entrada que le supuso ver la quinta tarjeta amarilla que le impedirá jugar en Tudela por las misma circunstancia que Verdú que la vio en la primera parte.

A pesar de todo. A pesar de las continuas imprecisiones, incomodidad en el campo y algunos nervios el Pontevedra ha adquirido esta temporada " un suelo competitivo" tal que hasta en partidos como el de ayer que en otras ocasiones podría haber terminado peor se consigue sumar un punto que es positivo por muchas razones, la principal acercarnos un poquito más al verdadero objetivo marcado esta temporada.

Habría sido precioso ganar y vernos nada menos que a cinco puntos del quinto clasificado. Los ojos (los míos los primeros) habrían empezado a "hacernos chirivitas" con la situación pero no es malo que caiga de vez en cuando sobre nosotros un baño de realidad que nos recuerde que para seguir ahí arriba ese ritmo diferencial con el que este año nos movemos por lo menos en casa no debe cesar en ningún momento para que el sueño que vivimos dure el mayor tiempo posible.

Perdemos para Tudela a dos baluartes tremendos del equipo como son Verdú y Borjas que se unirán a Mouriño y a un Alex cada vez más recuperado.

Son cuatro bajas de aúpa ( estoy convencido que el toro que Kevin lleva dentro le permitirá recuperarse a tiempo para el Domingo y que Campillo podrá volver) pero por encima de esas bajas el Pontevedra lo que debe recuperar es su intensidad y su ilusión sobre el campo.
Con esos ingredientes unidos al compromiso que este grupo viene demostrando no descarto salir de Navarra con más puntos en el casillero pues este Pontevedra, aún estando mal técnicamente, es capaz con ese esfuerzo físico y orden que demuestra casi siempre de plantarle cara a cualquier equipo del grupo superando bajas o cualquier otra circunstancia que pudiera darse durante un encuentro.       
       
    

lunes, 11 de enero de 2016

Una diestra embrujada, otra secuela “garrafoniana” y una marcha algo precipitada.

 Que sí oiga que sí. 

No mire tanto la clasificación que va a desgastar la página del periódico. Cuartos, sí. Treinta y siete puntos de almanaque. 

Fíjese por última veeez… Ahí la tiene de nuevo, diecisiete puntos de margen con el descenso directo y dieciséis con la promoción. 
Buenoo. Otra vez que la vista se le marcha a la parte de arriba. Pues sí hombre, pues sí. Tres de margen con el quinto y sólo dos menos que el segundo. 
No. Su café no es un carajillo es uno con leche y dos azucarillos para endulzarlo. No ha bebido no. Está sereno y aunque con una cara de Lunes por la mañana que tira “pa atrás” en plenas facultades mentales. 
Le traigo unos “churrillos” para acompañar y ya si acaso se pasa a la primera división para leer la crónica del Atleti?

Sí Francisco tráigame esos prodigiosos churros pero antes escúcheme hombre. 

Sólo será un minuto. 

No se da cuenta que todo está saliendo tan bien que hasta la pierna derecha de Jacobo parece poseída por la mismísima diestra del astro blanco de Madeira? Sí, Francisco sí. No me mire de esa forma. 

¿No se acuerda del pedazo de gol que el buenense transformó ante el Somozas sin dejar caer la pelota y golpeándola magistralmente con esa pierna que hasta ahora parecía tener nada más que para acompañar el trote de la siniestra?. Pues no contento con eso va el “Jacobito” y ayer no se le ocurre otra cosa que en la villa jamonera empalmar otra “bola” en el aire con esa dichosa piernecita y alojarla de manera inapelable en el fondo de las mallas salmantinas. 

Y en el colmo de la “derechización” de su organismo va el tío y en los primeros minutos de la segunda parte recorta con la izquierda y con una mala uva digna de un vecino tocapelotas la enrosca otra vez con la derecha mandando el cuero a escasos centímetros del poste izquierdo de la meta castellana.

El mundo al revés macho. Es que todo sale bien y Jandrín mete a veces con la izquierda y Jacobo con la derecha y así da gusto leerse la prensa los Lunes a primera hora Francisquito.

Esperaaa. Ahora traes los churros que te quiero recordar otra cosa. Y eso que el césped del Guijuelo más que hierba artificial parecía el agua de la piscina de Belgrado en la que se está disputando el europeo de waterpolo. 

Y ni por esas amigo. El equipo serio atrás, presionando, sin cometer errores decisivos en esta clase de escenarios y encontrando el momento para “vacunar” al rival. 

Además, no te vayas todavía hombree, no podemos olvidar que faltaba Alex, que faltaba Mouriño y que faltaba Carnero. Sí, Carnero. Qué por qué? Pues no se sabe a ciencia cierta. Lo que sí nos consta es que en “la garrafón” disputó la primera parte frente al Bouzas y al día siguiente acusó molestias musculares. 
Que sí. Antes de que me lo digas tú te lo digo yo. Ya sé que la resonancia que se le practicó no desveló rotura alguna pero digo yo que sí le duele le duele e intentar buscar conflictos donde no parece haberlos no me parece del todo lógico. Esperemos a ver.

Pero dónde diantre vas Fran? Para un poco que ya me traerás eso. Lo que no me gusto demasiado, te cuento, es que hayamos tenido que viajar con el portero del filial a Guijuelo por el tema de la marcha de LLoves. Al parecer desde el club se había comentado que no se le pondrían trabas a su marcha pero que antes habría que encontrar un sustituto pero lo cierto es que a Guijuelo nos fuimos todos rezando para que Edu no cogiera el más mínimo frío en el autobús ni arrastrara problema alguno durante el choque pues el problema que se habría ocasionado podría haber sido de aúpa.

Y ahora el Cacereño, Francisco. No vienen en demasiada buena dinámica y fuera de casa tienen números mediocres, es decir, que existen datos para que el partido pueda complicarse si no se afronta con la debida concentración y conciencia de su dificultad. Pero ay! si ganamos Francisquito, ay! Si ganamos. Serían cuarenta puntos y la salvación ya sería casi virtual. ¿Quién nos lo iba a decir a nosotros eh compañero?. En Enero y a un paso de la permanencia y cada vez con más ganas de lograrla ya para obtener una pequeña licencia para soñar. 
Pero insisto cuidado con los extremeños que ya vimos el día del Izarra y también el del AT.Astorga que si no estamos no estamos y nos comen la ensaimada. 

Por cierto Francisco, hablando de ensaimadas y esos churros que el café ya lo tengo casi helado?...