lunes, 7 de diciembre de 2015

La victoria tenía un precio (y vaya precio)

No soy un gran aficionado al cine pero no hace falta ser un apasionado de la gran pantalla para recordar la característica banda sonora de la "La muerte tenía un precio" en la que el gran Ennio Morricone a golpe de silbido acompañaba los rudos y barbudos gestos de Clean Eastwood o Lee Van Cleft en un "spaguetti western" con sabor a polvora, tabaco de mascar y tierra seca removida por el viento.
Ayer Domingo en Pasarón y a medida que caían lesionados hasta tres jugadores granates pareció escucharse el siniestro silbidito cinematográfico como queriendo mandar el siniestro mensaje: "ganar parece que ganaréis pero por el camino se van a quedar unos cuantos".

Y es que el Pontevedra aparecía sobre el demasiado seco e irregular césped de Pasarón menos de 72 horas después de la sesión de garrafón del Jueves - noche soportada en el mismo escenario.
Como ya escribimos entonces la ausencia de Capi en el centro de la defensa (90 minutos de botellón contra el Marino) no extrañó a casi nadie y a pesar de la excesiva presencia en la misma fiesta que el veterano central sí empezaron como titulares Jacobo (75 largos minutos "federativos") y Carnero (90 minutazos esa misma jornada).

La imagen copera para los pocos que allí nos congregamos no había podido ser más mediocre pero lo cierto es que ayer desde el primer momento el Pontevedra CF dejó bien a las claras que se había puesto su "traje de los Domingos".
Con una presión nuevamente asfixiante y bastante adelantada los granates empezaron "a comerse por la piernas" a su rival desde muy prontito y ya Borjas pudo marcar en los primeros minutos al rematar por encima del larguero un buen centro de Verdú que antes había combinado con Jacobo.

No estaba jugando el Pontevedra con un rival cualquiera como visitante. El Somozas se ha ganado a pulso el cartel de equipo rocoso e incomodísimo en cualquier circunstancia y más jugando como visitante. Sus números a domicilio entre los que destacan las victorias en Logroño y el campo del Izarra hablaban bien a las claras del peligro que el partido entrañaba para el Pontevedra y lo bien que había que hacer las cosas para lograr tres puntos de oro que de conseguirse catapultarían al equipo granate a diez puntos de distancia de la promoción de descenso.

Y como ya se ha empezado a contar salió el Pontevedra decidido a recuperar esa imagen dañada el Jueves de equipo luchador, veloz y agresivo que no se arruga ante nadie delante de los suyos y que demuestra a cada rival con el que se cita en su casa que para salir victorioso de aquí hay que hacer las cosas realmente muy bien.

Esa jugada inicial con la ocasión de Borjas sólo encontraba respuesta en el Somozas en las acciones plenas de calidad de su ariete Mario Barco que en honor a la verdad le dio muchos problemas a Pablo tanto antes como después de lesionarse. Es Pablo un central muy fiable con la pelota en los pies y en el juego aéreo pero su punto menos fuerte radica en el "cuerpeo" y es por ello que en varias ocasiones Barco se le adelantó a base de habilidad y presencia en acciones de espaldas a portería pero sin encontrar compañía en ninguno de sus compañeros como para crear verdadero peligro a Edu.

Pero el Pontevedra presionaba en acordeón de manera preciosa y pocos minutos después del cabezazo de Borjas fuerza un saque de banda por la derecha que saca con rapidez Adrián hacia Kevin; este penetra en el área y el balón llega al lateral derecho coruñés que realiza un despeje fallido en globo hacia el centro del área que recoge Jacobo que con su pierna mala (la derecha) y sin dejar caer la pelota envía ésta a la red de tiro tan bonito como pegado al palo izquierdo de la portería verdiblanca.
Tras ese gol el Pontevedra volvió a ser por momentos ese huracán desbocado que en ocasiones arroja su fuerza contra el rival y gozó de ocasiones más que de sobra para sentenciar el encuentro por la vía rápida. Así, Jandrín envió fuera un balón precioso dejado con clase por Carnero; Jacobo esta vez con la izquierda remató muy esquinado respondiendo el portero con una gran intervención mandando el balón a corner y Carnero hizo lo más difícil al enviar alto una pelota de Borjas que había superado al portero en una de esas jugadas en las que parece mucho más complicado enviar la pelota fuera que dentro de los tres palos.

Fueron treinta minutos plenos de presión ordenada y agobiante, combinaciones veloces y peligrosas en tres cuartos y despliegue físico conmovedor de un Pontevedra que cuando juega de esa forma encandila a la otra vez algo escasa parroquia presente en el campo.
Durante esa media hora el equipo en general rayó a buena altura pero el partido de Alex Fernández estaba siendo sencillamente colosal superando incluso la genial primera parte que había realizado ante el Izarra. 

Pero esa vistosidad empezó a truncarse momentos después de esa clara ocasión marrada por Carnero. A renglón seguido el Pontevedra vuelve a robar un balón peligroso y la contra clarisima se desperdicia entre otras cosas por el desconcierto de ver a Alex Fernández en el suelo en las proximidades del área del Somozas.
La verdad es que no tengo muy claro si su caída se debió al choque con un contrincante o sí pisó mal el solo y enseguida notó que algo no iba bien pero lo cierto es que la forma de abandonar el campo y su cara al sentir como estaba su rodilla no auguran nada bueno para el Pontevedra CF. Ojalá no se confirmen los peores presagios pero la baja parece de gran duración y es Alex un jugador que se estaba haciendo con la vitola de imprescindible, entre otras cosas, por partidos tan bellos como el de ayer. Desde aquí mi mensaje de ánimo al bravo medio granate y mis deseos de que la lesión se quede en lo menos posible.

Pero no fue el único golpe que recibió el Pontevedra al filo de la media hora. Escasos segundos después de la retirada de Alex (sustituido por Pedro García que pasaba a hacer pareja con Kevin) se echaba al suelo Pablo que ya llevaba varios minutos renqueante por un encontronazo con Barco.
El segundo cambio debía hacerse y Bruno saltaba al césped para ocupar el puesto del joven central vigués.

Estas incidencias mermaron un tanto el empuje pontevedrés que pareció darse una tregua para llegar al descanso y ordenar las ideas y afrontar con la cabeza fría la segunda parte. 
El Somozas sólo inquietó en un lanzamiento de Barco (antes de la retirada de Pablo) que salió cruzado no demasiado lejos de la portería de Edu pero la sensación al llegar al descanso es que se había perdonado lo indecible y que las lesiones con la consiguiente merma en los cambios para la reanudación podrían pasarnos factura mientras el silbido del tal Morricone acompañaba a los protagonistas del lance camino de los vestuarios.

Pero la situación todavía iba a tornarse más peligrosa para el Pontevedra CF  en los primeros minutos tras la reanudación. No se habían jugado ni diez minutos del segundo tiempo cuando Jacobo se echa la mano a la parte posterior de uno de sus muslos y se tira al suelo en clara petición de cambio inmediato. Es en ese instante cuando el dichoso silbidito subió varios decibelios su intensidad y llegó a atronar durante unos segundos en el Estadio Municipal de Pasarón. 
 No peca este bloguero en absoluto de oportunista (lease la crónica del partido de copa federación) al no extrañarle en demasía los problemas físicos del jugador de Bueu. El Jueves pasado los primeros jugadores cambiados fueron Loureiro y Queijeiro que bien podrían haber acabado aquel choque y Jacobo fue sustituido en el minuto 75 de juego y habiendo salido de una lesión muscular ( de la cual se resintió ayer). Mouriño, por ejemplo, que no estaba apto para el Domingo sólo disputó treinta y cinco minutos. 
Es evidente que si se sale a disputar una competición se haga con dignidad pero no sé si la gestión de minutos de ese primer partido "garrafonero" ha sido el más correcto.

Pero el caso es que a falta de treinta y cinco minutos para el final el Pontevedra ya había efectuado los tres cambios y sobre el campo permanecían Jandrín que todos sabemos que le cuesta terminar los choques y Carnero con 90 minutos jugados el Jueves.

Pero si alguien pensaba que el Pontevedra se iba a arredrar por las dificultades se equivocaba.Sí es cierto que con la entrada de Queijeiro el Pontevedra cambió el sistema para arroparse más y dejar al rival que llevara la iniciativa. Luisito colocó a tres por el medio (el exdeportivista pasó a ayudar a Kevin y Pedro) volcando a Borjas a la izquierda, Jandrín a la derecha y Carnero en punta.
No fue el mejor partido ni de este ni de Borjas pero lo que trabajaron y corrieron para el equipo hacen buena una actuación menos vistosa pero muy efectiva para los intereses colectivos del grupo. 

Con esa ubicación en el campo el Pontevedra contuvo sin excesivas dificultades al Somozas que buscaba con los cambios hacer mella en el entramado defensivo granate sin conseguirlo. Es de destacar el enorme segundo tiempo de un Campillo espectacular y el constante crecimiento de un Bruno que ayer rayó a gran altura y que va despejando algunas dudas que reconozco tenía sobre él a principios de temporada.

Pero el 1-0 seguía reinando en el marcador y la incertidumbre permanecía sobre el campo hasta que sobre el minuto 80 el Pontevedra liga una extraordinaria jugada de contra en la que Queijeiro roba y cede a Borjas en la izquierda que observa la llegada por el centro de un Jandrín lanzado; espera el canario el momento justo para colocarle la pelota y evitar así el fuera de juego y el asturiano (a pierna cambiada como Jacobo en el primer tanto) coloca un izquierdazo sutil y cruzado que tras pegar en uno de los palos de la portería visitante se cuela en el interior de la misma llevando la alegría y la tranquilidad a la afición granate.

De ahí hasta el final el Pontevedra siguió manejando con sobriedad y oficio el partido y la impotencia de los jugadores del Somozas se hizo palpable al no poder derribar ese muro en el que el Pontevedra asentó sus reales tras el descanso.

Fueron tres puntos de oro conseguidos de forma convincente no sólo por la imagen sino por la indudable potencia del rival a domicilio. También dorada resulta la victoria pues los resultados habidos en la jornada hacen que la distancia con los de abajo empiece a ser tranquilizadora aunque nunca definitiva. Y también resulta balsámico el triunfo porque tras dos empates fuera conseguidos con bastante sufrimiento la mejor manera de hacerlos buenos es ganando posteriormente en casa como se ha hecho en el día de ayer. 

Ni que decir tiene que lo peor son las bajas. La de Pablo no parece que vaya a ser muy larga pero duele menos en cualquier caso por la presencia tranquilizadora de Capi, Campillo y como se ha dicho un cada vez más fiable Bruno. La de Jacobo tampoco parece que se extenderá mucho en el tiempo pero ya suena peor pues la presencia del zurdo centrocampista resulta importantísima sobre todo en casa pues su capacidad de asociarse con Verdú, Mouriño o Borjas y esos desajustes que crea en los rivales al venirse hacia el centro y crear superioridades la echaremos de menos seguro.
Y que decir de la baja de Alex. Se presume muy larga y coincide además con un estado de forma del ex del Coruxo realmente sublime. Ayer el que le sustituyó fue Pedro pero quizá la hora que haya llegado sea la de Queijiero que hasta la jugada del segundo gol de ayer apenas había enseñado nada a la ribera del Lérez y cuyo buen hacer a partir de ahora va ser mucho más necesario.Y quizá nos vendría bien que Tomás se pusiera más las pilas pues la capacidad de combinar que ha enseñado Alex en muchos partidos de casa no la podemos perder y en esa faceta el controvertido canterano podría echarnos una mano siquiera de manera puntual.

Al final ni los silbidos amenazantes de Morriconne, ni forajidos vestidos de verdiblanco impidieron al Pontevedra CF  (cual Clean Eastwood en la película de Leone) hacerse con la recompensa que había en juego.

El próximo "saco de dinero" estará en Valladolid, en un campo de superficie complicada y frente a un filial recién salido de puestos de descenso. 
¿Continuará la buena racha pontevedresa que lleva acumulados 23 de los últimos 30 puntos en juego? Por desgracia el guión de la película del siguiente fin de semana no lo escribiremos los aficionados granates y sí nuestros jugadores. Ojalá las críticas a esa "película" sigan siendo tan favorables como la de ayer. 

         
   

   

                  

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