lunes, 16 de noviembre de 2015

Tres puntos más entre bastantes luces y algunas sombras

Ganó el Pontevedra una vez más y ya son seis las victorias que el equipo ha conseguido en los últimos siete encuentros de Liga.

Y esta vez lo hizo disputando un partido en el que mostró una inseguridad defensiva especialmente en la segunda parte sólo comparable en Pasarón a la primera parte del At. Astorga pero en el que volvió a trenzar un fútbol precioso y preciso en el aspecto ofensivo a lo largo de los primeros 45 minutos que resultó suficiente para derribar la fortaleza del Izarra.
Existían algunas dudas acerca de como Luisito trataría de resolver las importantes ausencias de Capi y Campillo en el eje de la defensa. Ya sabemos (porque así lo ha demostrado en muchas ocasiones) que Pablo cumple perfectamente al lado de cualquiera de los dos titulares en aquellos casos en los que sólo falta un miembro de la pareja. Sin embargo, el Domingo no estaría ninguno de los dos y quien más quien menos especulaba con la posibilidad de que el entrenador no se decidiera por alinear a la pareja suplente y eligiera ubicar atrás a a Kevin para compartir demarcación con el mencionado Pablo. No fue así y el técnico colocó a este junto a Bruno manteniendo así ese doble medio centro con Presa y Alex Fernández.
La otra baja titular para el encuentro, la de Jacobo, fue resuelta con la alineación de Carnero en punta junto a Borjas desplazando a banda izquierda a Adrián Mouriño.

Y el partido la verdad es que comenzó con unos primeros diez minutos en los que el Izarra atemorizó un poco a los locales con una jugada en los primeros instantes en la que Pablo no estuvo listo y permitió que un balón largo le sobrepasara cerca del área para que el ariete visitante le hiciera probablemente falta en ataque primero pero fuese objeto quizá también de penalti en la continuación de la jugada .El árbitro asturiano (sí, asturiano) decidió no mojarse en dicho lance y no señalar ni falta en ataque ni penalti y permitió que el encuentro no diera un giro problemático para los granates desde casi el principio.
Tras esos diez primeros minutos el Pontevedra fue haciéndose con el rumbo del choque y con un Alex cuya primera parte de ayer fue realmente espectacular empezó a mover la pelota con más velocidad "cazando" cada vez en más ocasiones a su rival "en el cuarto de baño y sin papel". Así, antes del primer cuarto de hora una jugada ya clásica de Borjas entrando con velocidad en el área y zigzagueando entre defensas rivales acaba con un derribo claro que el colegiado no duda en señalar como pena máxima. Borjas la lanzó y muy bien por cierto poniendo en ventaja a un Pontevedra que no obstante sólo pudo disfrutar cinco minutos de la misma pues en un claro error en el posicionamiento de un corner un central navarro remataba a placer para convertir el empate a uno. Es cierto que había que ponerla en el lugar en el que la puso el autor del gol pero también es verdad que el Pontevedra no tenía estudiada esa jugada en la que todos los rivales arrastraron hacia la portería y Bruñol (así se llama el goleador que poco después se retiraría lesionado) apareció muy solo más atrás del punto de penalti para rematar a gol.

Pero fue a raíz de la igualada cuando el Pontevedra volvió a encandilar a su parroquia. De la mano como ya se ha dicho de un Alex pletórico, de un Borjas eléctrico y de un casi siempre exquisito Carnero, el Pontevedra desdibujó al Izarra entrando por ambas bandas y creando claras oportunidades para marcar. Mouriño dispuso de una de ellas al mandar fuera en muy buena posición un balón que le llegó tras preciosa combinación granate y poco después llegó la maravillosa jugada que dio lugar al 2-1.
El Pontevedra roba en medio campo y Alex asiste de primera a Verdú que penetra con velocidad por banda izquierda. El andaluz cede a Borjas que llegaba en desmarque con su explosividad habitual y el canario regala el esférico a un Carnero que coloca la pelota lejos del alcance del arquero navarro.
Minutos antes de ese tanto Luisito había ordenado que Borjas se volcase a banda izquierda para que Mouriño ocupase un lugar en el medio por delante de Kevin y Alex y ese cambio táctico mejoró sin duda la presencia del equipo local.
Siguió el Pontevedra buscando más y poco después Carnero no acierta a meter bien la cabeza en pintiparada posición para anotar tras una gran jugada esta vez desde la derecha.
El tercero llegó propiciado por un claro error del portero. No está claro si quería mandar con el pié el balón fuera debido a que un compañero estaba en el suelo pero lo cierto es que dicho balón fue a parar a las botas de Jandrín que cedió a Carnero que en posición dudosa no tuvo problemas para batir al desafortunado guardameta y hacer el 3-1.
Habían sido 25 minutos de preciosismo, de efectividad y de alegría en el fútbol que sólo se vieron amenazados en la última jugada de la primera parte con un lanzamiento del Izarra a la parte exterior del palo izquierdo de la meta de Edu.
Esta acción parecía una anécdota antes del descanso pero luego pudo verse que lejos de una acción aislada vino a constituirse en preámbulo de una muy mala segunda parte pontevedresa.      

No encontró el Pontevedra en esa segunda parte cuando el partido parecía estar en el punto idóneo para machacarlo ni con la tecla en defensa ni en ataque.
Atrás (y cuando digo atrás me refiero a todo el conjunto) se mostró endeble y poco cohesionado sin poder evitar que sobre todo en los primeros veinte minutos tras la reanudación el Izarra dispusiera de hasta cuatro ocasiones muy claras para marcar y de varios acercamientos más que pusieron los nervios en las gradas de Pasaron. Fue ese el momento en el que apareció Edu para recordarnos que hay portero y que podemos dormir tranquilos con el inquilino que guarda el cerrojo de la portería granate. En dos de esas ocasiones el cancerbero pontevedrés desbarató con sendas grandes intervenciones las opciones visitantes. En otra de ellas el balón se marchó fuera y en la cuarta el remate blanquiazul resultó muy inocente.

Fueron veinte o vienticinco minutos en los que el Pontevedra fue muy inferior y de haber encajado el 3-2 el partido habría podido correr mucho peligro. Y fueron minutos en los que no solo el equipo como tal volvió a demostrar que sufre mucho cuando defiende sin balón y demasiado atrás sino que también se cometieron errores individuales muy claros y en situaciones absurdas. La primera gran ocasión navarra de esa segunda mitad que terminó en gran parada de Edu tras cabezazo rival vino provocada por una ingenua acción de Verdú que lejos de mandar la pelota al segundo anfiteatro de tribuna en banda izquierda decidió hacer un control arriesgado que terminó en pérdida y en contra semi letal. Es este jugador, Verdú, un hombre que colabora en el juego ofensivo y cuyo balón parado es notable pero a veces comete errores atrás incomprensibles dada su veteranía y no podemos olvidar que un lateral lo primero que debe hacer es defender bien y lo demás, si tiene que venir, que venga por añadidura.

Pero es que esa mala segunda parte en defensa tuvo mucho que ver con la incapacidad granate de leer el partido en ataque. Al cuarto de hora Luisito decidió relevar a Carnero por Anxo. El cambio tenía cierta lógica por la amarilla a Carnero en la primera parte y por la rapidez indudable de Anxo con campo por delante. Pero lo cierto es que ni ese cambio ni los dos siguientes (Pedro por un agotado Alex y Queijeiro por Jandrín que posiblemente trataban de dotar de mayor posesión de balón al Pontevedra) surtieron efecto y el equipo fue incapaz de encontrar a Jandrín hasta que se fue, Anxo o Borjas.
Por suerte el rival tras las ocasiones falladas fue perdiendo fuelle aunque tuvo alguna otra ocasión en el tramo final como la producida tras un lanzamiento potente desde fuera del área enviada a corner en gran intervención de nuevo por Edu.        

Con el pitido final no pudo evitar el ex vetusto soltar un suspiro de alivio ante la segunda parte disputada y comprobar a renglón seguido como el Pontevedra acumula ya 22 puntos en la tabla y tiene casi la mitad del trabajo hecho cuando todavía faltan seis jornadas para llegar al ecuador de la competición.
Mirar la clasificación alegra la vista, eso está claro. Pero la alegra si ponemos los ojos en el cuarto y comprobamos que posee los mismos puntos que nosotros. Ahora bien, si bajamos la mirada hasta la mitad de la tabla ya podremos constatar que las diferencias son anecdóticas y si bajamos un poquito más los ojos hasta la promoción de descenso podremos ver que son solo seis puntos los que nos separan precisamente de nuestro próximo rival el Sporting B.

Como bien diría el gran Diego Pablo Simeone se impone el "partido a partido" y centrar los esfuerzos en el día a día de esta liga tan igualada. La próxima estación es como ya se ha dicho Gijón y las instalaciones de "El Mareo".
Según se anunció por megafonía al terminar el encuentro de ayer ( y juraría que no era el megáfono de un Rafa especialmente sembrado en el día de ayer) el Pontevedra CF organiza viaje para los aficionados a la ciudad asturiana.

Alegrémonos pues de que aunque tarde la entidad parece rectificar y mostrar un poco de cercanía con aquellos que contribuyen a hacerlo grande cada día. La mejor manera de responder a esta buena noticia es poblar las plazas que se pongan a disposición de los aficionados granates en dicha expedición y animar hasta el final al equipo en otro partido complicado como el que vamos a afrontar el siguiente fin de semana.

            


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