martes, 3 de noviembre de 2015

Cedió el baluarte y se vino abajo la muralla

Atravesé el el río Lérez el pasado Sábado sobre las ocho de la tarde sin tener nada claro porque lo hacía ese día y a esa hora en lugar de hacerlo el Domingo poco antes de que los ingleses disfrutaran de su té vespertino.
Esa misma mañana sabatina pude enterarme igualmente que la televisión pública gallega iba a televisar el encuentro aunque tal circunstancia no estaba inicialmente prevista. No tuve que leer ningún periódico sin embargo para ser perfectamente conocedor que el Barcelona disputaría su partido de Liga en Getafe a la misma hora que el Pontevedra CF. De hecho, camino del ex vetusto pude comprobar como los más madrugadores espectadores televisivos reservaban ya sus lugares en las diferentes cafeterías de la ciudad.
De porqué se jugó el Sábado noche dilapidando las posibilidades de seguir aumentando la presencia de seguidores en las gradas de Pasarón al abrigo de los buenos resultados del equipo es algo que se me escapa y que no puedo entender utilizando el sentido común. "Es que mañana hay que ir al cementerio" decía algún aficionado en los aledaños del estadio haciéndome pensar si es que existen familias pontevedresas que a la hora de visitar el Camposanto para homenajear a sus difuntos se llevan la nevera frigorífica, la tortilla de patatas, la empanada y los bocadillos como si de un domingo veraniego de playa se tratara. "Es que estamos en puente", decía otro comprensivo abonado provocándome esta vez la reflexión de cuantos conciudadanos que tuvieron a bien pasar estos días fuera retrasaron su viaje hasta la diez y media de la noche del Sábado para asistir al Pontevedra- Logroñés.

Lo cierto, lo únicamente cierto, es que el Sábado a las ocho y media de la noche además de nuestro encuentro que al final también fue televisado se emitía un Getafe -Barca y que el Domingo entre las cinco y siete de la tarde se pudo ver la segunda parte de un Español- Granada y la primera de otro apasionante Sporting- Málaga. 
La triste conclusión es que a la hora de comienzo de nuestro partido y a pesar del indudable atractivo del mismo, no se habían congregado en Pasarón ni los mismos aficionados presentes el día del At. Astorga.

Pero dejando al margen estas cuestiones que el común de los mortales nunca entenderemos pues son privativas de los cerebros privilegiados que pululan por los palcos de los campos de fútbol, lo que no se puede negar es que los que sí fueron al campo estuvieron metidos de lleno en el encuentro y apoyaron al equipo como Dios manda e incluso recompensaron su baldío esfuerzo al final del choque.

Un choque para cuya alineación inicial reconozco que Luisito eligió la alternativa para suplir a Campillo que yo mismo habría escogido, Pablo. Empezó el rubio central algo nervioso en los primeros instantes pero poco tardó en aplomarse y realizar un estupendo partido al lado de un espléndido Capi y demostrar que el Pontevedra cuenta no con dos sino con tres centrales de garantías con los que puede estar muy tranquilo a lo largo de la competición.

Y la verdad es que la primera parte fue muy bonita. Recuerdo haber mirado el reloj en un momento dado y darme cuenta que la primera media hora del enfrentamiento había transcurrido con esa rapidez que sólo los espectáculos intensos y emocionantes pueden provocar.   

Los riojanos habían empezado con fuerza, haciéndose con la pelota y llegando con regularidad a las proximidades del área granate pero sin lograr superar la última línea local que se movía con seguridad y orden. En esos primeros minutos el Pontevedra utilizó la contra como principal argumento y aunque no encontró remate si hilvanó alguna jugada veloz con Borjas como protagonista que murió igualmente en las proximidades del área visitante. 
Pero tras unos primeros veinte minutos en los que daba la impresión que el Logroñés acabaría por imponerse, el Pontevedra tomó el balón y empezó a combinar con acierto sobre todo con Jacobo, Mouriño y Verdú por banda izquierda aunque también en ocasiones con Jandrín y Adrían por la derecha.
Mouriño la tuvo en la frontal para romperla pero su disparo rebotó en un rival y se fue a corner y Pablo precisamente al saque de esquina remató de cabeza fuera en una buena posición. Fue en ese tramo del partido en el que se produjo una acción de derribo claro dentro del área de Borjas que fue ignorada por el colegiado. La verdad es que después de ver el penalti catedralicio no pitado sobre Jandrín el día del Astorga ya me resulta difícil pensar en cuando se va a señalar una pena máxima en Pontevedra pero como no nos gusta llorar y además resulta feo no se va a insistir más sobre el tema aunque penalti sobre Borjas lo fue y claro. 
Antes del descanso gozó el Pontevedra de otra oportunidad en una falta en la media luna del área que Verdú decidió lanzar al lado del portero respondiendo este con una buena intervención despejando el esférico.
         
Y comenzó la segunda parte. Y lo hizo con el mejor Pontevedra del partido. Un Pontevedra dinámico, sin complejos que rondó el peligro en los primeros diez minutos tras la reanudación hasta que se produjo la jugada clave.
El Pontevedra fuerza un corner que se saca en jugada de estrategia y que termina en otro saque de esquina tras abortar el Logroñés en última instancia la combinación del equipo granate. Se saca ese segundo corner intentando en principio otra jugada "de laboratorio" pero, al no encontrarla, Verdu retrasa la pelota casi al centro del campo hacia el hombre de cierre que no era otro que Kevin y Kevin cuando lo que sugería la jugada era patadón y tente tieso ya a saque de banda ya a saque de fondo comete un error fatal al contemporizar y tratar de regatear en zona de máximo riesgo perdiendo la bola ante Iker Alegre y provocando esa contra de dos contra uno que culminó Titi delante de Edu.

El gol dejó temblando al Pontevedra CF casi hasta el final del partido. No ya sólo por el tanto en sí sino por la forma en que se produjo y me atrevo a decir que incluso por el hombre que erró en la jugada.
Es Kevin el soporte del equipo, la pieza que dota de equilibrio al conjunto y que con su trabajo casi siempre oscuro corrige errores de sus compañeros en innumerables coberturas o ayudas defensivas. Si el baluarte falla, si se cae, se viene abajo todo el entramado y eso fue lo que por desgracia sucedió en esa jugada que acabó por condenar al Pontevedra.

También es verdad que esta vez los cambios no ayudaron a mejorar al equipo sino todo lo contrario. Nada más encajar salió Anxo al césped en lugar de Jacobo. Como ya se ha dicho más veces es el ex del Boiro un jugador harto interesante con terreno libre por recorrer en el que puede explotar su velocidad y regate en carrera pero sin espacios se pierde y acaba por desquiciarse él y también un poco al equipo.
Después (quizá un poco tarde) salió Carnero por Jandrín lo que provocó que Mouriño se marchara a banda derecha y se opacara casi por completo hasta el final del partido y finalmente fue Alex el que cedió su puesto a Pedro sin que tampoco este relevo lograra un mayor impacto sobre el juego.

Me extrañó que Luisito no optara tras el gol por la opción que tantos réditos dio el día del Astorga. Sí. Es indudable que el Logroñés no es el equipo leonés pero ya con el marcador en contra quizá esa alternativa de quitar un central, pasar a Kevin atrás, a Mouriño junto a Alex y a Carnero junto a Borjas podría haber revolucionado un poco más el encuentro.

Lo cierto es que en esa media hora es en la que se vio, a mi juicio, al mejor Logroñés. Un equipo seguro con el marcador a favor, sin encerrarse demasiado en su área y con una presión tremenda sobre la defensa e incluso portero granate que puso de manifiesto una gran condición física.
En esa última media hora el Pontevedra se apocó y tan solo Carnero a escasos minutos del final pudo marcar tras centro de Mouriño pero su giro de cabeza no fue suficiente y el balón se fue desviado del primer palo de la portería visitante. 

A pesar de ese último tramo del encuentro en el que el rival se mostró superior, el Pontevedra no perdió la cara al partido en ningún momento y si hubiera encontrado el gol que le pusiera en ventaja en el marcador quizá esa última media hora hubiera transcurrido de forma diametralmente opuesta.

Se perdió y hay que reconocer que la derrota fue dolorosa. A pesar de que esta temporada la guerra del Logroñés no es la nuestra, el hecho de que se llevasen cuatro victorias seguidas y el buen encuentro que hasta el 0-1 se estaba haciendo nos hizo soñar a todos un poco más con la posibilidad de colocarnos muy arriba en la tabla.

Lo que toca a hora es huir de la ciclotimia. Ni antes íbamos a encaramarnos a la cima ni ahora nos tenemos por que diluir cual azucarillo. 

Toca Peña Sport. Visita complicada. En absoluto debe llevarnos a engaño la clasificación de nuestro siguiente rival. Basa su fortaleza en sus resultados como local y saldrá exigidísimo al terreno de juego. 
La concentración y la intensidad en Tafalla pueden resultar claves y los tres puntos supondrían además de una inyección de moral para los nuestros un serio mazazo para un contrincante que quedaría muy retrasado en la tabla. 
Esperaremos a ver que pasa y si logramos recuperar la senda de las victorias. 


    

1 comentario:

  1. El extraño caso de los horarios cambiantes.Lo mas sano es no esperar ningún tipo de comunicado aclaratorio por parte del club, así uno vive más tranquilo y menos estresado. En lo deportivo siguiendo con esta tónica tenemos mucho mas que ganar que perder, lo del sábado quedará como un pequeño tropiezo y como la excepción que confirme la regla de la fortaleza en Pasarón.

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