lunes, 7 de septiembre de 2015

Love is in the air (y si se gana muchísimo más)

Ya lo decía El Canto del Loco en una de sus canciones más famosas. Es en esa en la que un desatado Dani Martin solicita besos a todas horas.Besos por la mañana, besos por la tarde y besos "pa" cenar. Creo que casi todos estaremos de acuerdo con este grupo musical ya disuelto en que besar es una de las acciones más agradables y placenteras que podemos llevar a cabo.
Existen, no obstante,  muchas modalidades de beso.
Centrémonos, si me lo permiten, en los besos de pareja. Tenemos, por ejemplo, ese denominado "de tornillo" en el que cogemos la cabeza de la otra persona con las manos y le plantamos nuestros labios en los suyos en un decir Jesús y no los separamos hasta que con un leve movimiento corporal ella (o el según el caso) nos indica que es mejor terminarlo antes de provocar un síncope por falta de oxígeno. Si trasladásemos ese beso al transcurso de un partido de fútbol sería el que yo podría darle a una mujer en el instante en que mi equipo marca un gol importante.    
Luego existe ese beso leve casi casto que apenas roza los labios del otro y que generalmente viene acompañado de una expresión de apoyo y comprensión. Ese sería el beso que yo mismo podría recibir al ser mi equipo el que encaje ese tanto trascendente. Y que decir del beso juguetón, travieso y premonitorio. Hablo del beso en el que enganchamos con nuestros labios uno de nuestra pareja y lo rematamos con un leve mordisqueo del mismo. A través de ese beso (que suele darse siguiendo con el símil futbolístico cuando la ventaja de los nuestros se amplia y la cosa parece que va a acabar bien) solemos transmitirle a ella (o a el) que se vaya preparando. Que si la cosa acaba como parece la noche podría adquirir tintes memorables. A su vez ella ( o el) miraría a la estrella del equipo rival y le rogaría en silencio que no se le ocurriera meter un gol a ver si una vez por todas la noche terminaba como tenía que terminar. No de forma memorable (pues ya conoce las exageraciones de su chico o chica y sabe que no habría "hat trick") pero sí por lo menos con un gol metido con la espinilla y a trompicones.
Y para finalizar tenemos ese beso pasional, casi sexual, en el que la "sin hueso" se introduce sin ambages y recato en la boca de la otra persona para recorrerla con frución y casi desesperación sin dejar un sólo centímetro sin explorar. Ese ese beso intenso y profundo que se produce una vez el partido ha terminado y el título se ha conseguido. Ese beso que como se ha dicho más arriba casi nunca es anticipo de un "hat trick" pero que si es preludio, por lo menos, de una víctoria mínima y ajustada.

Supongo que llegados a este punto aquellos que hayan entrado a curiosear por aquí para ver que decía este humilde bloguero sobre el partido jugado ayer por el Pontevedra o bien han salido abrúptamente ya de la página tildándome de mamarracho peligroso o bien estarán pensando que vale ya de majaderías y vamos al tema que nos ocupa.
Tienen toda la razón, ya me callo. Aunque en las próximas líneas los que hayan permanecido leyendo podrán encontrar alguna explicación a tanto ósculo futbolero.



Afrontaba el Pontevedra el encuentro sabiendo que de perder sería el único equipo con cero puntos tras la tercera jornada y de empatar el único con uno. Se sabía por tanto que de no vencer nuestro lugar en la tabla sería el de colista y en solitario. A estas alturas de competición las urgencias todavía no existen pero quien más quien menos pensaba que más nos valdría obtener la victoria para rellenar el entorno del club de tranquilidad y confianza en lo que se hace.

Ya fuera por que la tarde del Domingo apareció veraniega y calurosa, bien porque todavía hay gente de vacaciones a primeros de Septiembre o por alguna otra razón entre las que no termino de descartar todavía la muy mejorable política de precios de la entidad, lo cierto es que la afluencia de espectadores a Pasarón volvió a estar por debajo de las expectativas.
Eso sí, por lo menos en la grada de tribuna, se pudieron ver caras nuevas de aficionados que hasta ahora no habían aparecido por el estadio.
Entre esos nuevos seguidores se encontraba una pareja sentada en la fila inmediatamente anterior a la que ocupa este bloquero empezando por abajo.
El, moreno, con la piel bronceada y músculos convenientemente marcados apenas superaría la veintena. Ella igualmente morena aunque de piel lechosa, muy guapa y aproximadamente de la misma edad.

Una vez instalados en sus asientos y después de los primeros arrumacos de cariño mutuo protagonizados por la pareja comenzaba un encuentro que debo confesar volvió a parecerme entretenido y con buen juego sobre todo en la primera mitad.
Cuatro años son muchos y más en tercera en la que el noventa y cinco por ciento de los partidos son directamente intragables pero tampoco la 2ªB antes del descenso era la panacea futbolística. Aún así, vuelvo a insistir en que tanto el partido con el Guijuelo como en el de ayer me divertí con pasajes de fútbol por parte de los dos equipos bastante superiores a lo que me esperaba.

Salió el equipo con una sola novedad respecto a los hombres titulares hace quince días frente al Guijuelo. El único cambio lo provocó la sanción de Carnero cuyo puesto en el campo fue ocupado por Borjas. Tampoco hubo demasiadas novedades respecto a la ubicación de los jugadores sobre el césped. Defensa de cuatro adelantada, cuatro en el medio con Jandrín por la derecha y Jacobo por la izquierda y si acaso una posición un tanto más retrasada de Mouriño que intentaba hacer de enganche con el punta más que hacer pareja con Borjas.

Por su parte, el Tudelano lejos de salir "aculado" planteó su defensa igualmente adelantada para hacer bloque con el resto del conjunto y salió con la idea de tocar y buscar el partido sin dejar demasiado espacio a la especulación. La primera ocasión, de hecho, fue para los navarros pero Arkaitz no aprovechó un balón filtrado a la espalda de la defensa granate y envió en buena posición un remate flojo a las manos de Edu.

Pero pronto llegó el primer gol. Y fue precioso, por cierto. Alex en medio campo lee perfectamente la defensa adelantada del rival y envía un pase magistral (de los que casi valen el precio de una entrada) hacia Jandrín que rompe por velocidad a la defensa y en vez de tirar burla al portero al enviar el balón a la izquierda para que un Borjas lanzado machaque sin oposición alguna el 1-0. Es en ese instante cuando el componente masculino de la pareja "chic" obsequió a su damisela con un beso de tornillo de libro que terminó una vez nuestros jugadores volvían a su propio campo para reanudar el juego.

A pesar del gol el encuentro no cambió demasiado su fisonomía. El Tudelano que había salido atrevido no hizo sino persistir en su actitud ahora también por necesidad y el Pontevedra que no rehuía la posesión más calmada en ocasiones trataba sobre todo de volver a coger a los navarros a la contra con balones a ras de suelo aprovechando el espacio dejado a sus espaldas por el rival.Un rival que demostraba bastante calidad a la hora de combinar con jugadores como Valero, nuestro conocido Bravo, Eneko, Mato y en menor medida el hermano del internacional español Azpilicueta. Sin embargo, la mejor ocasión navarra llegó a balón parado al desaprovechar su lateral derecho un remate de cabeza en buena posición a la salida de un corner. Es este Tudelano un equipo bastante alto también y en esos saques de esquina lanzados casi siempre por Víctor Bravo sembraba inquietud en la parroquia local. Pero el Pontevedra seguía interpretando el guión y alrededor de la media hora marró una ocasión de las que no se deberían perdonar nunca. Mouriño y Jacobo trenzan una buena jugada de contra por la izquierda y este último envía el balón al corazón del área para que Borjas, solo y con tiempo, remate de primeras al centro de la portería encontrando las piernas de Pagola.
Era la primea vez que veía a Borjas Martín. En un solo partido cualquier valoración no puede ser ni justa ni completa. La primera impresión, no obstante, que me ha causado es la de ser un jugador no excesivamente técnico pero sí rápido y sobre todo incansable a la hora de tirar desmarques. Ayer se ofreció en multitud de ocasiones a su compañeros y esa movilidad y esfuerzo pueden casar a la perfección con Pablo Carnero una vez los dos puedan jugar muchos minutos juntos (hay que recordar que en Cáceres en donde coincidieron en el "once" el vigués fue expulsado a los veintipocos minutos).

Incluso el propio Borjas debió solventar mejor una ocasión muy buena al filo del minuto cuarenta al aprovechar en primera instancia un error grave del portero y un defensa navarro pero equivocarse después al no ceder la pelota a Jandrín o bien mandarla al interior del área en donde se encontraban dos compañeros en inmejorables condiciones para aprovechar el desbarajuste defensivo.
Y cuando se perdona se suele pagar aunque ayer no fue así al anular el árbitro del encuentro un gol al Tudelano en la última jugada de la primera parte. Todo empezó en una falta lateral que sale rechazada hacia la portería y permite a Nandi enganchar una plástica volea y perforar la meta de Edu. El árbitro y sobre todo el asistente entendieron que la pelota había tocado en un jugador visitante y no local e incluso por la tele resulta difícil determinar en quien pega la pelota. Por si acaso (ante la cara de susto que se le había quedado al "chico chic") su compañera le premió con ese levísimo beso que apenas rozó sus labios indicándole que a pesar de la anulación del tanto ella estaba allí para el caso de que se le hubiera dado validez.

Tras el descanso la decoración no cambió en demasía. Es cierto que el fútbol decayó un poco dando paso más a la emoción por el resultado y a la intensidad con la que ambos equipos se manejaban sobre la hierba. Pero es en esos instantes de incertidumbre y de lucha sin cuartel cuando suelen aparecer las "columnas vertebrales" de los equipos. Y así  ocurrió ayer en el Pontevedra CF. Primero Edu al sacar de manera magistral un uno contra uno con Eneko al filo del cuarto de hora demostrando que sigue siendo un seguro en ese lance del juego. Luego Campillo muy bien secundado por Capi al evitar varios ataques navarros con cruces oportunísimos y alguna anticipación a las que nos tiene acostumbrados. Que decir de Kevin Presa que se cansó de robar balones y destruir el juego visitante desplegando su habitual derroche físico y abarcando una gran cantidad de espacio. Y a falta de Carnero apareció Borjas que a un cuarto de hora del final repitió haciendo el segundo. Poco antes el Tudelano había gozado de su segunda pintiparada ocasión para el empate tras romper a la defensa granate por su lado derecho y quedarse Valero solo en un lateral del área. El pase de la muerte de este sale un poquito fuerte y Arkaitz llegando desde atrás y en escorzo sólo puede golpear en semi fallo y en el aire el esférico que se marchó fuera de la portería local.
Ya se había a esa alturas marchado un gris ayer Jacobo dando paso a Queijeiro e igualmente Mouriño había dejado su sitio a Anxo. Precísamente el cambio del media punta constituyó un acierto por parte de Luisito pues se produjo nada más cometer aquel una falta innecesaria en medio campo y más contando ya con una amarilla. Una vez cometida esa infracción y comprobar que el colegiado no se llevaba la mano al bolsillo, el técnico llamó a Anxo para ocupar esa banda izquierda que tras el cambio de Jacobo estaba siendo regentada por el propio Mouriño.
Bien es cierto que el tercer cambio fue un poquito más extraño. Todavía con el 1-0 en el marcador Adrián Gómez fue sustituido para dejar su lugar a Bruno pasando a ocupar el lateral derecho Campillo. Desconozco si el bravo lateral tenía algún problema físico pero de no ser así ese cambio resulta un poco cuanto menos extraño.

Y fue precísamente Anxo quien en una buena jugada en la que se dejó de florituras y dicho de forma más vulgar de "gaitas" penetró por esa banda y colocó un balón de oro a Borjas que de primeras y delante del portero conectó un certero remate que llevó la tranquilidad a las gradas y la euforia a la pareja "chic" que tan cerca de mi posición estaban y que culminó con ese beso de él, premonitorio, travieso y juguetón que auguraba un estallido de pasión en no demasiado tiempo.    

Aún tuvo tiempo el Tudelano para plantarse otra vez delante de Edu y desbaratar este en el 82 otro uno contra uno que de haberse convertido habría traído la inquietud de nuevo al ex vetusto pero la sobriedad de ese portero volvió a quedar patente y el partido pudo finalizar al fin con ese 2-0 en el "luminoso" que incrusta de lleno al Pontevedra en el medio de la tabla y ahuyenta algunos fantasmas que pugnaban ya por pasear con sus sábanas blancas por las gradas del Estadio.

Y así, mientras el equipo recibía la merecida ovación de sus seguidores y la "sin hueso del "chico chic" exploraba ya (cual Alain Quatermain los senderos en alguna de sus expediciones) el interior de la boca de su acompañante decidí desalojar mi asiento del Estadio con la confianza de que la pareja lograra refrenar a tiempo su alegría y pudiera explayar toda esa pasión en algún lugar íntimo en el que no sé si se habrá marcado un "hat trick" pero a buen seguro el marcador no se habrá quedado a cero.    
        
         

  

  

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